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Consecuencias de la Guerra  

Por Víctor Barrera 

El embargo que harán Estados Unidos y el Reino Unido a las importaciones de petróleo ruso será un factor que podría presionar aún más el precio del combustible y por consecuencia el nivel de inflación a nivel mundial.  

Y así quedó demostrado en los mercados accionarios del mundo que tuvieron una jornada de altibajos y esto podría seguir en las próximas semanas, mientras no exista una resolución al conflicto entre Rusia y Ucrania.  

En México el conflicto bélico tiene repercusiones económicas, principalmente en los sectores energéticos y de granos, siendo ambas naciones, en conflicto, principales productoras de materias primas, se ha generado presiones en los precios internacionales de estos bienes.  

El precio del petróleo ha rebasado las expectativas internacionales y se ha elevado por encima de los 110 dólares por barril, y algunos analistas han señalado que podrían ubicarse en los próximos meses, de no haber solución al conflicto por encima de los 170 dólares por barril.  

Otros insumos que han mostrado incremento en sus precios son los metales como el oro, el litio, níquel y aluminio que son materias primas para la elaboración de cientos de productos.  

En el lado de los granos el trigo y maíz muestran también incrementos y estos son básicos en la elaboración de productos alimenticios.  

Estas presiones de precios de esos genéricos se trasladan, en algún grado, en el precio de otros productos, lo que implica una presión a los niveles de inflación.  

Esto es preocupante porque hasta ahora el nivel de inflación anual sigue ubicado en sus niveles más altos desde el año 2001, lo que, en expectativas de analistas económicos, la inflación podría ubicarse al final del año por encima del 6 por ciento.  

Otro efecto negativo en la economía nacional es que México sigue siendo un importador de petrolíferos, gasolina, diésel, gas y otros productos de petrolíferos, que implica que nuestra balanza comercial exterior seguiría siendo deficitaria.  

Si a esto se suma la actividad económica de los países en guerra donde se ha alentado en su intercambio comercial con el resto del mundo, implica que la recuperación económica mundial y la normalización del funcionamiento de las cadenas globales de suministro, afectadas por la pandemia del Covid-19, tardaran aún más tiempo de lo esperado.  

Un factor adicional a estas presiones es la mayor volatilidad de mercados financieros que implica el incremento de tasas de interés en los mercados encareciendo el costo del dinero y que podría golpear directamente al peso mexicano con una depreciación importante frente al dólar.  

Además, la promesa de la presente administración de evitar los gasolinazos, la ha llevado a incrementar el monto de subsidios a través de recortar el IEPS incorporado en el precio al consumidor. Este recorte prácticamente ha llegado al límite y el gobierno federal deberá buscar otras formas para mantener los subsidios, provocando un hueco en el erario público vía recaudación de impuestos.

Es por ello la importancia de que el gobierno federal empieza a establecer medidas estratégicas para evitar que el conflicto bélico pueda tener mayores repercusiones en nuestra economía, y esto lo debe ser acompañado el poder legislativo para modificar las partidas presupuestales y encaminarlas al fortalecimiento de los sectores productivos, que impidan el cierre de empresas, el aumento del desempleo y la pobreza.  

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