Por Víctor Barrera
Una ocurrencia más de López Obrador está dirigida hacia Estados Unidos y esta es pedirle al presidente demócrata Joe Biden, desmantele la estatua de la Libertad, porque condenar a Julian Assange, fundador de WikiLeaks quien es acusado entre otras cosas de espionaje, es atentar a las libertades de las personas.
Quiero escuchar esa conversación y lo que le redonda el presidente norteamericano al tabasqueño, cunado en México López Obrador se queja de los medios de información que dan a conocer la corrupción que persiste en esta administración, la impunidad con la que se maneja la misma y la opacidad en cuanto a los recursos que se utilizan para sus mega obras.
Pero posiblemente esto no pasará, porque el tabasqueño habla mucho y poco cumple. Recordemos que han existido momentos fundamentales en su historia que, por causas de su salud, eso dice, ha dejado de asistir, posiblemente podría ocurrir algo similar y esa ocurrencia de petición no se daría.
Aquí, es un hecho que la 4T si ha logrado demoler aquello que a López Obrador le representa un obstáculo para realizar su revolución histórica, como el desaparecer el Seguro Popular y sustituirlo por INSABI, este último no ha logrado siquiera arrancar para establecer un sistema de salud que se necesita en el país.
También destruyo Liconsa y Diconsa para crear Segalmex, que recientemente mostró que la corrupción e impunidad siguen presentes en esta administración.
Ha ido minando los organismos autónomos que en gran parte habían logrado, más o menos vigilar que los recursos públicos se aplicaran de manera correcta en algunos sectores productivos del país y que la competitividad fuera más abierta, evitando mantener al estado como una empresa.
Echo para atrás el aeropuerto de Texcoco, que tendría mayores dimensiones y vías de comunicación para llegar, y lo cambio por un aeropuerto de dimensiones menores y difícil de llegar, por lo que se deberá invertir ahora en crear esas vías de comunicación con el AIFA o mantener su operación en niveles bastantes bajos, a los requeridos en país como México.
En tiempos de pandemia, prefirió que los sectores productivos del país cerraran sus puertas antes de utilizar ese 3 por ciento de déficit permitido en las finanzas públicas, prefirió incrementar los niveles de desempleo y aplicar su política de austeridad y ahorro.
Existen muchos análisis y estudios que demuestran que México podría tener otro nivel de desarrollo con mayores posibilidades de trascender en la economía internacional, sin embargo, se ha perdido más de una vez la oportunidad de crecimiento ante la obsesión de una política retrógrada que se mueve con un centro de atención en una sola persona.
Es cierto que México, tenía antes de esta administración federal, muchos problemas sin resolver, pero estos se han agravado y se han añadido otros más que parecían superados, como el desmantelamiento de las instituciones, la división de poderes, el respeto a las inversiones y la congruencia con el modelo de apertura económica.
Esto hace que cada vez, la oportunidad de crecimiento a través de mayor inversión privada, y menor gasto público para aprovecharse este último en el fortalecimiento de instituciones sociales, vaya diluyéndose La oportunidad de incorporarse a la transición energética, a favor no solo del medio ambiente, sino del desarrollo científico e industrial de nuestro país se va alejando cada día más.
Afortunadamente los sectores productivos, principalmente los de la iniciativa privada, han aplicado la resiliencia, pese a los obstáculos que impone este gobierno federal y mantienen una competencia que permite la continuidad y la espera que en un futuro cercano se realicen los cambios necesarios para rectificar el camino del país.
Este debe darse sin tintes políticos si no con el objetivo de saber aprovechar las ventajas de la libre competencia con reglas estables y claras para los inversionistas, pero con programas sociales que puedan dar verdaderos beneficios a la población.
