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Cambiar la concepción de políticas públicas o confirmaremos un sexenio perdido  

Por Víctor Barrera 

Andrés Manuel y su equipo del sector económico parecen que no quieren entender que existen tres conceptos fundamentales y  básicos para que una economía pueda crecer y desarrollarse y no solo es la autosuficiencia de producción, porque entonces se convierte en una economía cerrada y sin posibilidades de obtener inversiones que puedan desarrollar su industria, comercio y por supuesto su campo. 

La insistencia de colocar a PEMEX como la única productora de gasolina en el país, cierra la puerta a que exista competencia y con ello el costo de estos combustibles puedan bajar de precio. Esto mismo empieza a ocurrir en el caso de la energía eléctrica, donde López Obrador pretende que la Comisión Federal de Electricidad (CFE), se la empresa predominante con el 54 por ciento y que la competencia tenga que sujetarse a los precios que la CFE ponga para las tarifas y conectarse a la infraestructura existente, dejando de lado la creación de las energías limpias, a base de la utilización del ciento, luz y calor solar y por supuesto d la fuerza hídrica. 

Esta visión es solo un retroceso a aquellos tiempos donde el Estado era el principal proveedor de estas energías y por consecuencia su falta de inversión hacía que la creación y distribución de las mismas fueran de mala calidad, ocasionando muchas veces en el sector eléctrico cambios de voltaje que dañaban los aparatos eléctricos. 

Es por ello que se hace necesario que nuestra economía tome en cuenta los tres fundamentales para desarrollarse y crecer que son el costo de oportunidad, las ventajas comparativas o de competencia y por supuesto de ofrecer ganancias a inversionistas para desarrollar infraestructura capaz de cubrir las necesidades y más allá de ellas para poder exportar productos. 

Todo esto bajo el diseño de políticas públicas eficientes, claras y que no cambien de un día a otro, sino que sean estos cambios a mediano y largo plazo. 

Teniendo como base esto, se originas un presupuesto estableciendo las necesidades y prioridades del país, pero también equilibrando los gastos para que el recurso público cubra lo más posible cada sector y lo faltante sea aportado por la inversión privada, que implique el conseguir más rápido los objetivos planteados, esto es el costo de oportunidad. 

Después se obtiene la ganancia con base a la competitividad, es decir, las personas podrán obtener   bienes de consumo más baratos sin que se haya ocupado en un solo sector todo el recurso público. 

Esto permitirá al gobierno federal aplicar recursos en todos los sectores para irlos desarrollando y creciendo conforme sea demandado por la gente. 

Esto que es tan básico, dista demasiado de la idea que López Obrador tiene de cómo aplicar sus políticas públicas, que derivan en mayor gasto en un sector y descobija a los otros sectores. 

Él cree que con ello se lograría soberanía sin entender que ello no solo implica una asignación notoriamente ineficiente de recursos con los elevados costos sociales que acarrea sino, peor aún, no garantiza la seguridad, entendida esta como la condición que garantiza el abasto suficiente de alimentos y energéticos de fuentes seguras, confiables y de bajo costo, sean nacionales o extranjeras. 

Es por ello que debemos esperar que esta manera de aplicar políticas públicas cambie en la presentación del Paquete Económico para el próximo año, de continuar así, reitero, será un sexenio perdido, con crecimientos económicos en promedio de menos de un punto porcentual al año y lamentablemente incremento en pobreza en muchos sentidos. 

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