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El gran embaucador 

Por Víctor Barrera  

Los grandes actos de corrupción existentes en los gobiernos federales del PRI y PAN fueron elementos importantes para abrir el paso en el 2018 a Andrés Manuel López Obrador y con ello alcanzar su anhelo de ser presidente de la república. 

El hartazgo de mucha gente y sus discursos de honestidad y combate a la corrupción jugaron entonces un papel primordial dentro de la narrativa del tabasqueño. 

La gente confío en que este personaje erradicara la corrupción y se castigara a quienes durante años saquearon al país, porque así había sido las promesas de López Obrador. 

Sin embargo, a cinco años de su gobierno, no se ha logrado encarcelar a alguno de esos políticos “malvados”, porque no se han presentado denuncias fundamentadas de manera sólida y el actuar de este gobierno ha sido a través de datos que otorgan “criminales” que aprovechan la oportunidad de intercambiar libertad con declaraciones, aunque estas no sea fidedignas en su totalidad. Todo esto ha convertido a este gobierno federal en el menos eficiente para aplicar la ley. 

Pero los actos de corrupción siguen imperando en este gobierno, porque la “honestidad valiente” solo se quedó en palabras y no en hechos.  

Porque la corrupción se mantiene como un cáncer en el país y ahora que algunos de los hijos de López Obrador se ven involucrados no hay defensa suficiente  más allá que declarar “mis hijos no son corruptos”, para luego contraatacar y utilizar su facilidad de embaucar a la gente y pasar de acusado a víctima. 

Ser víctima, es lo que ha utilizado AMLO como blindaje para desviar  la atención y lograr apagar el fuego que en varias ocasiones se ha presentado y que podría minar su gobierno. 

Pero la facilidad que tiene el tabasqueño para que, cada mañana, en sus conferencias marcar una narrativa que desvié la atención de esos actos de corrupción le han permitido, hasta ahora, salir avante. 

Porque a pesar de que ya han sido varios las acusaciones de corrupción por parte de los parientes de López Obrador, los hijos con sus negocios, los hermanos con los sobres de efectivo, la prima con los contratos, la cuñada en el gobierno de Macuspana, y a aquellos quienes han mostrado su lealtad a toda prueba son protegidos por el manto de inmaculado del tabasqueño, quien asegura que todos ellos son honestos. 

Y aprovecha para subrayar que en su gobierno no se permite la corrupción, porque que ellos son diferentes, que se acabó la impunidad, que ni a sus hijos les permite ser corruptos.  

E insiste en señalar que el presidente lo sabe todo, aunque no todo se le informe.  Y si existe la insistencia, de esos medios mercenarios, simplemente declara, “pero antes robaban más” y con ello y una mueca de sonrisa embauca a la gente. 

Esto lo convierte en un presidente que protege la corrupción y es cínico, porque si conoce todo,  entonces debe actuar, pero con la frase “no me vengan con que la ley es la ley”, nos adelantó que no actuará en contra de los suyos. 

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