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Capricho o cuál  otra respuesta puede haber para seguir apoyando con recursos presupuestales a Pemex, con la posibilidad de una crisis  financiera  del estado. 

Por  Víctor Barrera  

Por fin, la Secretaría de Hacienda decidió a dar una conferencia presencial y no las tan  habituales virtuales que realizaba desde el tiempo de la pandemia. 

El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, fue cuestionado, sobre los problemas financieros Petróleos Mexicanos que ha recibido en los últimos meses una calificación mínima que no otorga confianza a los inversionistas. No hubo una respuesta contundente al respecto y menos aun de la posibilidad de que al inicio del próximo sexenio se presente una crisis financiera en el país por esta situación. 

El subsecretario Yorio y los  funcionarios de hacienda que lo acompañaron, se limitaron a subrayar que en este sexenio ha existido un manejo responsable se  hacendarlos, de las finanzas públicas, con ello respetando el nivel de deuda permitida del 50 por ciento respecto al total del PIB para manifestar que esta se encuentra en 45.8 por ciento, cifra manejable para terminar el sexenio sin crisis,  

Se aseguro que la deuda  neta total del país de 14.19 billones de pesos en el primer semestre, de acuerdo a los datos del Informe sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública, del segundo trimestre de 2023. 

Y aun cuando  existe la posibilidad que la deuda en este año se incremente en 0.4 por ciento en un  nivel de  46.2 por ciento del  PIB sigue representando un manejo responsable en esta área. 

Lo que se le olvida al subsecretario es que ante la calificación negativa Moody´s y Fitch Ratings,  la empresa del estado tiene pocas posibilidades de alcanzar a cubrir su deuda, lo que significa que tendrá que seguir siendo subsidiada con recursos públicos,  es decir, tendrá que seguir existiendo un apartado presupuestal para  evitar que la empresa quiebre y que por lo menos siga flotando “de muertito” como lo ha hecho en este sexenio. 

Aquí debemos recordar que cada año, el inquilino de Palacio Nacional sigue insistiendo que el problema de Pemex no es actual, porque solo viene arrastrando este problema desde sexenios anteriores. Entonces la pregunta es ¿si Pemex tiene problemas porque no se realizo una reestructuración administrativa  y se limito a la empresa al negocio que es más rentable, la exploración y extracción de petróleo? Y se evitó el  subsidio a la empresa con recursos públicos, que se ha  convertido en un barril sin fondo. 

Esto  ultimo si  es responsabilidad de este sexenio y el capricho del tabasqueño no le ha permitido  observar una solución tan simple 

En este tema, el subsecretario Yorio afirmó que Hacienda seguirá apoyando de manera responsable a la petrolera. Argumentó que, en cinco años, la han capitalizado con 10 mil millones de dólares.  

Apunto que a Pemex se le apoyó al reducirle el pago del Derecho de Utilidad Compartida, de 65 por diento  a 40 por ciento. Y sólo se limitó a señalar que los mecanismos de apoyo para la petrolera vienen de las leyes de ingreso, de responsabilidad hacendaria y de presupuesto. Esto nos indica que esta empresa  tiene otros fines y no el de una empresa altamente productiva del estado. 

Por tanto, los datos duros demuestran que la situación de Pemex, hoy en día, es peor de la que tenía al final de la administración pasada. Tomando como referencia la valuación que tienen las principales calificadoras, como Moody’s o Fitch, que se basa en la posibilidad de pago oportuno de las deudas que ha  disminuido porque la empresa estatal tiene un plan de negocios que no funciona.  

Aquí debemos explicar que las calificadoras no toman su decisión con base en filias o fobias políticas, como pretenden hacernos ver el tabasqueño originario de Macuspana, sino esto es  de acuerdo con análisis económicos y financieros. Colocando a Pemex con una mínima capacidad de responder a su deuda derivado de los números rojos que  presenta en su administración. 

Pero ante la insistencia de esta administración de seguir “apoyando” a Pemex, la pregunta queda sin resolver  y le corresponderá a la próxima administración federal decidir si sigue  invirtiendo recursos públicos a una empresa mal administrada. De esta decisión depende en gran parte de la posibilidad de una crisis financiera  o no en los primeros meses del 2025. 

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