Por Víctor Barrera
Si las mega obras, el Ten Maya, el AIFA y la refinería de Dos Bocas u Olmeca, son la base del primer piso de la autollamada Cuarta Transformación (4T), que aun no se concluyen en su totalidad, por lo tanto la continuidad, o segundo piso, como pomposamente quieren llamarle, solo será el seguir destinado recursos a estas obras y no a las prioridades de los mexicanos.
En este momento la mayoría de las familias mexicanas necesitan un sistema de salud, que garantice medicamentos, infraestructura, materia medico y equipo humano suficiente y no un Tren Maya que solo se ha convertido en un negocio para el amigo de los hijos del inquilino de Palacio Nacional.
Las familias mexicanas requieren de un empleo bien remunerado, para que puedan realizar no solo la compra de una canasta básica de 23 productos, sino de una mayor cantidad de alimentos. Además que les permita tener recursos para obtener una casa propia y algunos otros bienes que signifiquen una mejor calidad de vida. Y que el estado pueda cumplir con los servicios requeridos, agua, luz, seguridad publica óptimos para la población para acceder a una mejor calidad de vida de los mexicanos. Por tanto no requerimos una refinería que no refina y que en caso de hacerlo aun falta la infraestructura para distribuir esta gasolina.
Las familias mexicanas requieren de una mejor educación, sin ideología política, para que las nuevas generaciones tengan la oportunidad profesional y de capacitación que les permita competir en el ámbito laboral, y no un aeropuerto reducido en tamaño como es el AIFA que para convertirse en uno a nivel internacional hace falta mayor presupuesto para crear la infraestructura que permita llegar a ese objetivo.
Las familias mexicanas deben tener la certidumbre de poder salir a las calles sin miedo a que les pase algo, o que sean restringidas porque así lo mandaban personas ajenas a las autoridades oficiales, pero que se han apoderado de una parte del territorio nacional.
Debemos recordar que quien asuma la presidencia de la república, tendrá un presupuesto bastante recortado, principalmente porque el déficit que dejará esta administración se elevara en este 2024 a 5.8 por ciento del Producto Interno Bruto, que términos de pesos son aproximadamente 2 billones y medio de pesos, a esto deberemos sumar por lo menos otro medio billón de pesos por el interés a pagar.
Si a este presupuesto sumamos la cantidad importante de personas que se sumaran a la tercera edad y, por ley, les tocara recibir el programa social que les corresponde y si se baja a 60 años el número del padrón de beneficiario se eleva más. En tanto la población económicamente activa (PEA) será menor y esto implica una menor recaudación fiscal.
En materia de pensiones también se presenta un problema porque una habrá una mayor cantidad de pensionados y menor cantidad de personas que aporten recursos a los Fondos de ahorro de las pensiones. Esto creara otro desembolso de parte de gobierno federal.
Todo esto porque la actual administración desapareció muchos fondos y fideicomisos que de haberse mantenido se tendrían recursos suficientes para sostener esta responsabilidad económica, mientras que el país nivele los índices de crecimiento económico a 4 por ciento anual, como mínimo.
Otro renglón que deberá arreglarse, lo antes posible, es la situación financiera de Pemex y CFE, en esta administración se destino 1.6 billones de pesos y no lograron establecer un equilibrio de la empresa petrolera de México.
Además la renta petrolera para el estado ha disminuido al colocarse solo en 37.6 por ciento de lo que produce Pemex. En 2023, los ingresos petroleros registraron 1 billón de pesos, distribuidos entre el Gobierno Federal y Pemex en una proporción de 32% (356 mmdp) y 68% (733 mmdp), respectivamente. Este cambio implicó una renuncia de la sociedad mexicana al acceso a los derechos financiados con recursos de la renta petrolera, ya que el vacío presupuestario dejado por la reducción de la recaudación gubernamental no ha sido compensado por otras fuentes.
También se deberá destinar una gran cantidad de recursos para subsidiar la energía eléctrica en los hogares mexicanos, Esto porque al estado aun le caro producir esta energía, y no ha explotado de manera importante los recursos naturales. Todo esto englobado en la vieja idea que la soberanía energética significa que el gobierno se monopolio de ella impidiendo la entrada de capital privado para la construcción de infraestructura en este sector que eleve sus capacidades y disminuyan sus costos.
Así podríamos seguir enlistando los problemas que en materia económica deja esta administración y aun pide la continuidad y de hacerse los mexicanos volveríamos a la época de Miguel de la Madrid donde la austeridad de vio presente con altos índice inflacionarios de mas de dos dígitos y una devaluación de nuestra moneda derivado de la poca productividad nacional y la alta importación de productos.
La ciudadanía esta en el umbral de decidir el futuro del país, y por el bien de todos ojala sea este por el cambio y no la continuidad. Porque la primera decisión deberá ser enfrentada con las cualidades políticas y las habilidades técnicas de los futuros funcionarios en poder ejecutivo y de negociación en el poder Legislativo.