Por Víctor Barrera
Este día, en el estado de Jalisco, inician los foros que permitan escuchar todas las voces y con ello sacar una conclusión de que tan positiva es realizar una reforma al Poder Judicial.
Sin embargo, y como ha sucedido en este gobierno, la decisión n ha sido tomada y todo lo demás “es atole con el dedo”, porque los legisladores de la 4T, que entraran el próximo 1 de julio, están convencidos de que la propuesta del aun inquilino de Palacio Nacional es buena para “erradicar” la corrupción existente en este poder de la Unión.
Pero esta reforma, es simplemente un berrinche que se convierte en venganza sobre un poder que aun mantiene su autonomía e independencia sobre cualquiera de los otros dos.
De acuerdo a los estudios realizados por varios investigadores, esta reforma no busca mejorar el funcionamiento del sistema judicial, sino simplemente es satisfacer el capricho de una persona de detentar todo el poder en un país “democrático”, algo que es contradictorio.
Es cierto que el originario de Macuspana, no podrá disfrutar de este triunfo de manera directa, pero si será una muestra más que México se encamina nuevamente al caudillismo y de esa forma, indirecta, si saboreará ese triunfo.
Sin embargo, seremos todos los mexicanos, quines tengamos que sufrir las consecuencias que derivaran en una fractura importante en el Estado de derecho y por supuesto miles de millones de pesos que se dejaran de percibir de inversionistas.
Esto implicará que el gobierno deberá destinar mayores recursos para poder ofrecer servicios públicos adecuados y aumentar las redes de distribución de energía eléctrica e hidráulica.
A esto deberemos sumar la conclusión de obras como el Tren Maya, el AIFA, la refinería en Dos Bocas, que también deberán ocupar recursos públicos.
Para cubrir todo esto se tendrá que aprobar un déficit público mayor al que hoy tenemos, lo que incrementará el nivel de inflación y los mexicanos no podremos cubrir la compra de la cnasta básica.
Así que la virtual presidenta electa, tendrá que armar una estrategia que evite mayor deterioro de lo existente e iniciar el camino a la captación de inversiones privadas.
Todo esto porque en tan solo 5 años se dilapidaron 25 años de ahorros en fondos y fideicomisos, se incremento la corrupción y con la famosa política de “Austeridad y Ahorro” se empieza ha ver la falta de mantenimiento en las oficinas de gobierno, a los servicios públicos y a los sistemas de salud y educación.
La excesiva centralización del poder en una persona nos ha llevado a esta situación y al parecer los nuevos legisladores de la 4T están listos para cumplir el último capricho de su “jefe”, eliminar los contrapesos.
En los restantes días que quedan de la presente administración federal, veremos si la presidenta electa se decide a crear la sana distancia y con ello impedir caer en una crisis económica-financiera que será difícil de salir en el corto plazo.