Por Víctor Barrera
Sin duda la realidad del país no es tan alegre como lo trata de mostrar el régimen federal actual, y así lo destaca la reciente encuesta del banco de México, que realiza cada mes entre con analistas y expertos en economía y finanzas, donde se coincide que la economía del país no va tan bullen, sino que presenta una disminución en su dinámica.
Esto es reforzado con las diversas variables que publica de el INEGI, manera sistemática, y que confirman que la economía está en fase de desaceleración, como son el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), el Indicador de Pedidos Manufactureros, el Indicador Mensual de la Actividad Industrial, los indicadores de Confianza Empresarial, los indicadores de Empresas Constructoras y los indicadores de Empresas Comerciales, entre otros. A esto se suma la incertidumbre que sigue flotando sobre la reforma al Poder Judicial y cual será su desenlace
Sin duda esto último mantiene a la expectativa a muchos inversionistas quienes han observado a México como un país donde depositar sus capitales. Pero ante un posible cambio en el funcionamiento del sistema que imparte la justicia, han mantenido sus inversiones en receso, a la espera de lo que decida el nuevo Poder Legislativo durante el mes de septiembre.
Pero también esto esta en función de cómo se elegirían a quines conformen todo el andamiaje jurídico y de justicia en el país, sobre todo cual será la orientación ideológica con la cual impartirán la justicia o si en verdad será apegada a las leyes establecidas en la Carta Magna
A esto deberemos agregar algunos factores externos que están generando una desaceleración económica en el mundo que por supuesto repercuten en México como los conflictos armados que cierran también líneas de intercambio económico y comercial
Que han provocado el incremento en las tasas de interés en casi todos los países encareciendo el costo de la producción y venta de los productos, también el incremento del costo de la deuda externa de muchos países, como lo es el caso del nuestro.
Ante esto, el panorama no es muy alentador para los mexicanos y posiblemente el crecimiento económico en este 2024 y 2025 no supere el 2 por ciento, debido a que el presupuesto que se establece para este año y el próximo este más encaminado a las obras “capricho” de este régimen y no a generar riqueza, es decir incentivar el crecimiento económico.
De seguir esta tendencia, de apostar a seguir repartiendo pobreza, con los programas sociales, sin generar riqueza, el destino final del próximo sexenio será seguir con crecimientos anuales de un punto porcentual en promedio.
Así pues, la herencia que deja el aun inquilino de Palacio Nacional, no es tan alentadora como el supone, y así lo perciben las millones de amas de casa, y quienes llevan la economía familiar, que al salir al realizar las compras de alimentos ven que el poder adquisitivo de los salarios en menor y el incremento de precios de los productos es acelerado.