Francia enfrentaba este lunes las difíciles discusiones entre partidos para nombrar a un nuevo gobierno, después que la izquierda arrebatara inesperadamente la victoria a la extrema derecha en las elecciones legislativas, sin mayoría absoluta.
Ante la incertidumbre reinante, el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a su primer ministro Gabriel Attal, quien presentó su dimisión, continuar en el cargo “por el momento” para “garantizar la estabilidad”, a menos de tres semanas de los Juegos Olímpicos de París.
El mandatario de 46 años conmocionó a Francia con el sorpresivo adelanto electoral a raíz de la victoria de la extrema derecha en los comicios europeos del 9 de junio, con el objetivo de pedir una “aclaración política” a los electores.
Los votantes respondieron otorgando una nueva relación de fuerzas a los tres bloques surgidos de las elecciones de 2022: izquierda, centroderecha y extrema derecha. Sin embargo, ninguno logró la mayoría absoluta de 289 diputados.
La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) obtuvo unos 180 escaños, seguida de la alianza de centroderecha de Macron (unos 160) y del partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) y sus aliados (más de 140).
Los líderes de la coalición de izquierdas aseguraron que están listos para gobernar. Macron “debería pedir hoy oficialmente al NFP que le dé el nombre de un primer ministro”, declaró la líder de los ecologistas, Marine Tondelier.
El jefe del Partido Socialista, Olivier Faure, abogó por que el frente de izquierdas presente un candidato a primer ministro “a lo largo de la semana”, y que este sea elegido “por consenso o por votación”.
Pero para mantenerse en el poder necesitan una mayoría y, en el seno de esta coalición que abarca desde socialdemócratas a anticapitalistas, sus integrantes discrepan sobre las posibles alianzas parlamentarias.
La Francia Insumisa (LFI), el ala radical del NFP, y su líder Jean-Luc Mélenchon cristalizan parte de las tensiones.
Ante el rechazo que genera la posibilidad de que se presente como candidato a primer ministro, la diputada Mathilde Panot subrayó este lunes que no está “en absoluto descalificado”.
“Vamos a tener que comportarnos como adultos”, expresó el domingo Raphaël Glucksmann, símbolo del ala socialdemócrata del NFP, para quien “dialogar” es “un cambio de cultura política” en una Francia poco acostumbrada al parlamentarismo.
El partido de derecha Los Republicanos (LR), que logró mantener unos 60 diputados después que una parte pactara con la extrema derecha, ya aseguró que “no habrá ni coalición ni compromiso” por su parte.
Tras una tensa campaña, en la que Macron acusó a LFI de “antisemita” y “antiparlamentario”, su alianza de centroderecha tiene difícil apoyar a un gobierno que incluya a este partido o incluso llegar a acuerdos con él.
El programa del NFP también incluye varias líneas rojas para la alianza oficialista y para la derecha, como la derogación de la impopular reforma de las pensiones de 2023 y la aprobación de un impuesto a las grandes fortunas.
Edouard Philippe, ex primer ministro y aliado de Macron, llamó a las fuerzas políticas a “favorecer la creación de un acuerdo”, pero sin RN ni LFI, ya que una “ausencia de mayoría y de gobierno expondría a Francia” a “temibles peligros”.
El ministro de Economía, Bruno Le Maire, advirtió contra el riesgo de “crisis financiera” y “declive económico” que plantea “el nuevo escenario político, sin mayorías absolutas.
Pero un nuevo gobierno podría tardar en llegar. Macron ya anunció que esperará a ver cómo se “estructura” la Asamblea Nacional, que se instalará el 18 de julio, para decidir a quién nombra como próximo primer ministro, según la presidencia.
Aislada y derrotada gracias al “frente republicano” que tejieron en la segunda vuelta la izquierda y la alianza oficialista, la extrema derecha podría convertirse en la principal fuerza de oposición durante la próxima legislatura.
“La marea sube. Esta vez no ha subido lo suficiente, pero sigue subiendo y, en consecuencia, nuestra victoria sólo se ha aplazado”, advirtió la líder ultraderechista Marine Le Pen, que espera alcanzar la presidencia de Francia en 2027.
Tras el resultado de las elecciones, la bolsa de París cotizó el lunes con ligeros descensos. El índice CAC40 retrocedió un 0,49%.