Por Víctor Barrera
La incertidumbre de cómo le ira al país y a sus pobladores en el próximo sexenio, aun cuando se a mencionado que habrá continuidad para establecer el segundo piso de la 4T, es constante y es posiblemente por ello que la incertidumbre persiste.
Primero, porque la a que no son precisamente los que una economía sana debe presentar, un déficit financiero de 6 por ciento respecto al PIB, un elevado índice de inflación que se mantiene por encima del 4.5 por ciento y un nivel de tasas de interés que esta encima del 10 por ciento,
Si a esto sumamos la posibilidad de que se aprueben las reformas legales y constitucionales que deja de tarea a sus “empleado” de la coalición Juntos Seguiremos haciendo Historia, que van más por ser rencor hacia sus oponentes políticos que por mejorar la calidad de vida de los mexicanos, entonces esta incertidumbre es justificada.
Así que los elementos internos son tan peligrosos como los externos, que han manifestado una incertidumbre mundial desde el 2023 y que no muestran signos de terminar en el corto plazo.
De tal forma que una de las economías principales del mundo, la de Estados Unidos de Norteamérica, se encuentra también atrapada en esta vorágine y empieza a mostrar signos de desaceleración, los cuales posiblemente sean confirmados a lo largo del 2025.
De ser este el caso, México se vería aún más presionado para su crecimiento económico, porque la mayor parte de las exportaciones que realiza nuestro país van precisamente hacia el vecino país y si este tiene desaceleración económica, no habrá una participación dinámica en la compra de productos mexicanos.
De no haber una vorágine en el rumbo que tiene el país el resultado de crecimiento económico para el próximo año estará un poco menor a los presentado a lo largo de este sexenio y será a penas de un punto porcentual.
Algo que no imprime nada en el mejoramiento de la calidad de vida de los mexicanos y por supuesto deberá existir ese viraje o de lo contrario estaremos destinados a mantener estos crecimientos que a lo largo serán un retroceso importante en todos los sectores productivos del país.
Para evitar esto, Claudia Sheinbaum tiene la oportunidad de mostrarse como una estadista, independiente de su ideología política, para trabajar a favor de todos los mexicanos. Es decir, deberá evitar seguir el rumbo tomado en este sexenio, que fue más por ocurrencias y sin metas establecidas.
Es importante entonces que la presidenta electa se reúna lo antes posible con el nuevo Congreso Federal, para establecer, sin ideologías políticas, las metas de crecimiento por cada año en el país y con ello establecer políticas públicas que sean necesarias. Además de postergas algunas de las reformas Constitucionales que están en puerta que de aprobarse harán más daño al país, ocasionando la falta de confianza de los inversionistas hacia México.