Por Víctor Barrera
Hoy concluye el sexenio que podrá calificarse como el peor en la historia moderna del país. Esto porque los resultados no son tan positivos y podríamos caer, derivado de una mala decisión de la nueva administración federal, en una crisis económica, que no habíamos visto desde el inicio de este siglo.
Este sexenio que se basó bajo el eje de la venganza, las ocurrencias y malas decisiones deja un déficit fiscal, es decir una deuda total, de 5 por ciento respecto al Producto Interno Bruto que corresponden a 2.5 billones de pesos, lo que compromete el presupuesto federal para el próximo año
Por tanto, es inminente un recorte presupuestal que debilitará aún más el crecimiento de los sectores productivos del país. Esto significará menor crecimiento económico, por la escasa riqueza que se creará, menor número de empleos y por supuesto las familias mexicanas verán recortados sus ingresos.
Si a esto sumamos que empezaremos el nuevo sexenio con un nivel de Inflación del 5 por ciento y que probablemente se elevará ante la eliminación de subsidios que el gobierno federal otorgó en el sector energético, es decir, se incrementará el precio de las gasolinas, diésel, gas lp y natural, lo que podrían impactar en el precio de los productos, principalmente los agropecuarios.
Este sexenio también dejara el más alto nivel de fallecimientos en un país donde no existe guerra, derivada de una política se seguridad publica fallida y que ha permitido que las organizaciones criminales sigan extendiendo su poderío en el territorio nacional, generando un ambiente no adecuado para atraes inversiones a México
Además, una infraestructura que por la falta de mantenimiento carreteras federales y estatales difíciles de transitar, puertos y aeropuertos que también necesitan mantenimiento y por supuesto una falta de servicios en muchas zonas del país como agua, energía eléctrica, deficientes sistemas de salud y educación.
Este sexenio será recordado porque tuvo la oportunidad de mejorar la situación en la cual se encontraba el país, pero ante el mal uso de los recursos públicos y la mala utilización de fondos y fideicomisos existentes, los resultados son notorios.
Y aun cuando se pretendan maquillar las cifras, los resultados siguen siendo negativos. Por ello solo se queda esperar que la nueva administración federal tome decisiones adecuadas para el beneficio de todos los mexicanos y evite seguir la línea de su antecesor.
Por todo ello solo queda a millones de mexicanos despedir a quien fuera el titular del poder Ejecutivo con la frase «Hasta nunca».