El trabajo de las mujeres rurales es fundamental en los sistemas de alimentación

Cada 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Rurales como recordatorio de la relevancia social y económica que tienen estas mujeres dentro y fuera de sus comunidades.   

En gran parte del mundo, desde distintas formas y en distintos contextos, las mujeres son las encargadas de la alimentación de la sociedad Por ello, en la edición 2024, la ONU escogió el tema “Las mujeres rurales cultivan alimentos de calidad para todas las personas”. 

Con esta conmemoración se busca desatacar la participación de las mujeres rurales en la producción, distribución y provisión de alimentos alrededor del mundo. 

Pero, a pesar de ser fundamentales en el trabajo de la tierra y la transformación de alimentos, las mujeres no poseen tierras en comparación con sus pares hombres y sus contextos son regularmente más precarios. 

En México, las cifras muestran que las mujeres rurales agricultoras tienen un menor acceso a todos los derechos humanos y sociales, en comparación con los hombres rurales, pero también con las mujeres urbanas. 

Del total de la población, se estima que cerca del 23% de las mujeres residen en zonas rurales, de acuerdo con cifras del Censo de Población y Vivienda 2020 levantado por el Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 

Las regiones rurales en México integran a las localidades con 2,500 habitantes o menos. Este concepto se extiende en algunos análisis del Inegi para regiones con hasta 4,999 habitantes y se nombra población rural ampliada. 

La agricultura y la ganadería son las actividades económicas principales en las regiones rurales; aunque en algunas comunidades también destacan otras actividades –especialmente en mujeres– como la elaboración de textiles y artesanías. 

En este sentido se observa que el 34% de las personas que se ocupan en el sector agrícola son mujeres, pero apenas el 13% de ellas son propietarias de tierras. 

Las realidades en México también son diversas dependiendo la zona. Las cifras del Inegi muestran que Chiapas y Oaxaca son las entidades que concentran mayor población de mujeres rurales; mientras que la Ciudad de México y Nuevo León presentan los menores niveles debido a una construcción urbana más extendida. 

Además del bajo reconocimiento que se le da al trabajo de las mujeres rurales en los sistemas de alimentación, estas mujeres enfrentan otros retos a nivel social y obstáculos importantes en el acceso efectivo a sus derechos. 

Particularmente en el acceso a derechos básicos como la educación, la salud, la seguridad social y la seguridad pública y doméstica. 

En las comunidades rurales se tienen menores tasas de disponibilidad y accesibilidad a la educación. Menos maestros, menos escuelas, menos material escolar; y los que hay presentan carencias importantes en infraestructura y programación educativa. 

Esto produce que la mayoría de las mujeres rurales enfrenten obstáculos para acceder a la educación. Por ejemplo, la tasa de analfabetismo entre las mujeres rurales es del 14%, en comparación con el 5% en áreas urbanas. 

Las mujeres rurales también enfrentan mayores dificultades para acceder a servicios de salud. Según cifras del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) el 60% de las mujeres que residen en localidades rurales presentan carencia por acceso a servicios de salud. 

Esto incluye atención prenatal y postnatal, así como servicios de salud reproductiva; lo que produce que estas localidades sean foco prioritario para problemáticas como el embarazo adolescente y el matrimonio infantil. Otra de las violencias relacionadas con el derecho a la salud, es la obstétrica que persiste con mayor fuerza en zonas rurales del país, en comparación con las zonas urbanas. 

Por otro lado, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) muestra que las tasas de violencia física y sexual son preocupantes también en zonas rurales. Pero estas mujeres enfrentan un reto extra: carecen de recursos, información o módulos para denunciar estas violencias. 

Los retos para garantizar a las mujeres rurales sus derechos básicos y una vida libre de violencia todavía son grandes. La ONU subraya la importancia de empoderar a las mujeres rurales a través de la seguridad social, la educación y su participación en la toma de decisiones domésticas y comunitarias. 

En el marco de esta conmemoración también se hace un llamado a los gobiernos para universalizar el acceso a tecnologías de la información e infraestructura, así como a destinar recursos y políticas públicas que incorporen la perspectiva de género y que se focalicen en las comunidades rurales.