México debe dejar de ser botín de una élite

Por Víctor Barrera

Es cierto que el resultado que se dé en los comicios de Estado Unidos impactará de alguna manera en nuestro país. Esto se debe a que somos su principal socio comercial.

Por tanto, deberíamos eliminar toda sombra de incertidumbre sobre que tan bien o mal le va al país si gana Donald Trump o si gana Kamala Harris.

Lo que deberíamos hacer es exigir al gobierno federal mexicano establecer políticas públicas a favor de un crecimiento económico, político y social interno y no esperar que el humor con el cual se levante el nuevo presidente o presidenta de Estados Unidos sea el destino de los mexicanos.

Porque México sigue sufriendo un enorme problema y es que quien lo gobierna es un pequeño grupo que se instalan en la posición de élite y que son los únicos que pueden tomar decisiones sobre todos los mexicanos.

Esto convierte al país en un gran botín para pocos y en una desgracia para muchos. Sin embargo, poco hacemos los mexicanos para evitar esto y en cada oportunidad que tenemos, para cambiar el rumbo del país, simplemente la desaprovechamos y retrocedemos aún más.

Hoy, México se encuentra en una situación que habíamos dejado atrás, en el siglo pasado, donde un pequeño grupo lejos de fortalecer lo que durante muchos años pidió, está destruyendo instituciones, que al menos en los primeros años de este siglo, nos llevaron a un crecimiento mediano de economía, de la democracia y la transparencia en el manejo de los recursos públicos.

Esta nueva élite política empieza a acomodarse en el poder y está realizando los cambios constitucionales que les permita permanecer por varias décadas pisoteando el Estado de derecho.

Los resultados de estos cambios serán el incremento de la brecha social, entre ese pequeño grupo y la población restante, la falta de creación de empleos y sobre todo el incremento de la pobreza, principal factor que alienta la inseguridad.

Es por esto, que México sigue condenado a ser un país calificado como una “economía emergente” y no como potencia. Esto a pesar de tener una enorme extensión territorial, contar con una gran cantidad de costas, con todos los climas existentes y obtener productos que otras naciones no tiene.

Pensar qué sucede en el país vecino, para esperar que este siga siendo la locomotora de nuestro destino es tener elites políticas que solo buscan su beneficio no el de todos.