El Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, fue el escenario del homenaje luctuoso a Silvia Pinal, donde familiares, amigos y cientos de miles de admiradores pidieron despedirse de la Diva del Cine Mexicano al fallecer a sus 93 años.
Hombres y mujeres de diferentes edades de la capital y del interior de la República acudieron al recinto cultural, ubicado en el Centro Histórico para darle el último a dios a la leyenda del Cine de Oro.
Portando retratos con la imagen de la actriz, flores rehiletes (figuras favoritas de la actriz), los asistentes al homenaje esperaron pacientemente en una enorme fila para poder acceder al recinto de mármol para ver por última ocasión a la Diva.
El ataúd de Silvia Pinal ingreso entre decenas de fuertes aplausos y porras del público mientras era cargado al frente en manos de sus hijas Sylvia Pasquel y Alejandra Guzmán. La primera guardia de honor estuvo a cargo de mujeres, entre ellas la Secretaría de Cultura, Claudia Curiel.
El Palacio de Bellas Artes fue acordonado con varias vallas metálicas al exterior afín de contener y permitir el orden para que el público en general ingresara al homenaje público previsto desde las 11:00 horas de este sábado 30 de noviembre.
Al finalizar el homenaje, los restos serán cremados, dejando un legado inolvidable en el arte y la cultura.
Silvia Pinal Hidalgo fue más que una actriz. Su carrera abarcó cine, teatro, televisión y política, convirtiéndose en un ícono cultural que marcó varias generaciones.
Pinal inició su carrera cinematográfica en 1949 con El pecado de Laura. Durante los años cincuenta, consolidó su lugar en la Época de Oro del cine mexicano con películas como El rey del barrio (1950), Un rincón cerca del cielo (1952) y El inocente (1956). Sin embargo, su consagración artística llegó en la década de los sesenta al protagonizar tres obras maestras dirigidas por Luis Buñuel: Viridiana (1961), El ángel exterminador (1962) y Simón del desierto (1965). Estas películas no solo llevaron su nombre al reconocimiento internacional, sino que también marcaron un hito en la historia del cine.
Además de su éxito en la pantalla grande, Pinal fue pionera en el teatro de comedia musical y en la televisión mexicana, destacando por su programa Mujer, casos de la vida real.
En el ámbito político, Silvia Pinal incursionó como diputada y senadora, dejando una huella también en la legislación cultural del país.