El líder del grupo de resistencia libanés Hezbollah, Naim Qassem, afirmó ayer en un discurso televisado que han conseguido una victoria divina contra Israel, incluso mayor que la declarada tras el último enfrentamiento entre ambos en 2006, por la ferocidad de los combates, el número de sacrificios de los militantes del movimiento y el apoyo estadunidense que se brindó a Tel Aviv.
Agregó que el triunfo constituye una muestra de que las fuerzas israelíes tuvieron que aceptar el pacto para salvar a sus tropas, y prometió cooperación con el ejército libanés para reconstruir el país.
La tregua, que puso fin a más de un año de violencia durante el cual las reiteradas ofensivas de Israel mataron a casi 3 mil 800 personas en Líbano y desplazaron a alrededor de 1.2 millones, fue puesta a prueba ayer con un bombardeo israelí contra una supuesta facción de Hezbollah, mientras decenas de miles de libaneses regresaban a sus hogares, muchos de ellos reducidos a escombros por el fuego enemigo.
Ante tal destrucción, uno de los ciudadanos expresó: Líbano y su pueblo no tienen futuro; saltamos de una catástrofe a otra, afirmó con tristeza, mientras abría latas de comida para gatos junto a una maraña de hormigón que, hasta el pasado lunes por la noche, era un edificio de siete plantas que albergaba a varias familias”. Mientras, israelíes que habitan en la frontera desconfían del cese de hostilidades y prefieren no volver a sus casas.
El presidente francés, Emmanuel Macron, reclamó que el acuerdo alcanzado, del cual fue uno de los artífices junto con su par estadunidense, Joe Biden, se acate de inmediato. El hasta ayer jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, calificó el pacto como frágil y lamentó terminar su periodo en el cargo sin haber podido detener la matanza.
En Gaza, autoridades denunciaron que al menos 75 personas fueron abatidas en Beit Lahiya, al norte del enclave, donde entre cadáveres en las calles y equipos de rescate bajo continuos ataques, un niño y dos mujeres murieron pisoteados ayer en una estampida en una panadería de la ciudad de Deir al Balah, informó el hospital.
El ministerio de Salud de la franja reportó un nuevo balance de 44 mil 363 muertos desde el inicio de las hostilidades hace más de un año.
Además, grandes grupos de mujeres y niños buscan comida entre montones de basura, informó Ajith Sunghay, jefe de la Oficina de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Ocupados. El funcionario resaltó su preocupación por la alarmante prevalencia del hambre y la espantosa lucha diaria que implica adquirir artículos de primera necesidad en el enclave.
La Organización Mundial de la Salud advirtió que 90 por ciento de gazatíes sobreviven en tiendas de campaña y constantemente están expuestas a enfermedades respiratorias y de otro tipo; inseguridad alimentaria y desnutrición, a medida que se acerca el invierno.
En este contexto, Israel estudia remplazar al ejército en el norte de Gaza por empresas de seguridad privada estadunidenses para acompañar los convoyes de alimentos y medicinas para los palestinos que permanecen en la devastada región, según un informe publicado por diario israelí Globes.
En tanto en Cisjordania reocupada, Hamas se atribuyó un ataque a tiros a un autobús de colonos israelíes que dejó nueve heridos; mientras una delegación del movimiento de resistencia islámica llegó ayer a El Cairo para mantener conversaciones con funcionarios egipcios, informó a Reuters un alto mando del grupo, Basem Naim, después de que Washington afirmara que iniciaría nuevos esfuerzos con Qatar, Egipto y Turquía para reactivar las conversaciones para la liberación de los rehenes en Gaza y alcanzar un acuerdo de alto el fuego.
El senador republicano estadunidense Lindsey Graham, quien estuvo en Israel esta semana y se reunió con el primer ministro Benjamin Netanayhu, aseguró al sitio de noticias Axios que el presidente electo estadunidense, Donald Trump, quiere ver un alto el fuego en Gaza antes de reingresar a la Casa Blanca en enero.