or Víctor Barrera

El próximo domingo, los cuatroteros, festejarán, los primeros cien días de la presidenta Claudia Sheinbaum, y la pregunta es ¿qué celebrarán? si la realidad para millones de mexicanos no es la misma que miran los 36 millones, que supuestamente sufragaron para que Sheinbaum Pardo asumiera la titularidad del poder Ejecutivo en el país.

O es que cada cuatrotero festejará su realidad y lo que vale es que se llene el Zócalo capitalino de gente aun que nadie sepa exactamente los resultados reales de estos cien días.

Poque nadie podrá celebrar que, arrancando el año, la empresa aérea, insignia de la 4T, decida cortar 8 rutas sin informar a la presidenta. Provocando con esto que mucha gente saliera perjudicada porque había ya comprado un boleto de esa aerolínea para regresar a su lugar de origen luego de las fiestas decembrinas. Esto solo es un muestra de una falta de liderazgo de la actual presidenta.

O celebrarán que Pemex, a decir de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, sigue impulsando el desarrollo del país, cuando la mayoría hemos leído, escuchado o visto la situación real de esta empresa. Que por poco y cuesta una calificación negativa o de basura para esta empresa por el alto nivel de endeudamiento de la misma y que ha sido subsidiado por todos los mexicanos. Esto también es una falta de liderazgo, porque los dichos de algún secretario de Estado deberán ser avalados por la presidenta, y tampoco se le aviso de esta información.

O celebrarán, los cuatroteros, las diferentes realidades que ven cada uno de sus lideres, porque no es el mismo país que mira Claudia Sheinbaum, al que miran sus secretarios de Estado, o el que miran los legisladores de Morena que también son distintos entre cada uno, la realidad de Adán Augusto López, no igual a la que mira Ricardo Monreal, o la de Gerardo Fernández Noroña o la de Pedro Haces Barba, o la de Ignacio Mier, quien siempre se ha mostrado bastante zalamero ante la figura presidencial.

O celebrarán la realidad del coordinador de asesores de la presidenta, que poco informa a la presidenta y que solo trabaja para mantener presente la figura del Mesías macuspano.

O posiblemente celebrarán el reconocimiento de que en la construcción del Tren Maya faltaron muchos estudios ambientales, que propiciaron la destrucción de una gran cantidad de la selva de esa península mexicana y la contaminación de muchas reservas de agua incluyendo cenotes.

Quizás también celebrarán que ante la falta de decisión para saber qué hacer con los “Elefantes Blancos” construidos en el sexenio pasado, se toman recursos públicos para seguir inyectándolas a estas obras dejando como consecuencia mantener desequilibrios fiscales que ponen en duda la viabilidad financiera futura del gobierno mexicano además de ralentizar el crecimiento económico del país.

Sin duda, el Zócalo capitalino estará lleno de gente que será enviada por los gobernadores de las entidades donde Morena y aliados gobiernan, a costa del erario de cada estado y de sacrificar algunas obras prioritarias para sus pobladores. El objetivo es celebrar y dilapidar recursos, al fin y al cabo, nadie rendirá cuentas del costo del festejo.