A tan solo dos días de que Donald Trump jure como presidente de Estados Unidos, grupos de migrantes siguen avanzando en su paso para llegar a la nación vecina, con el objetivo de entrar un trabajo y con ello realizar el sueño de trabajar y vivir en el país más con la economía número uno del mundo.
Estos migrantes que transitan por el territorio mexicano y que se componen de personas de distintas nacionalidades, principalmente de México, centro y sur América, aunque existen algunos del continente africano, mencionan que nadie, ni Donald Trump evitarán cruzar la frontera norte de México.
Así mientras avanzan por la ruta del tren La Bestia, Hidalgo a Guanajuato, saben que existe la posibilidad de que no logren llegar a la frontera norte antes del 20 de enero.
Los migrantes abordan el ferrocarril de carga para avanzar a los estados del norte, estimulados principalmente por su familia para que al llegar a Estados Unidos esta puedan recibir dólares para apoyo económico.
Los migrantes procedentes de centro sur américa han iniciado su viaje hasta el momento por cerca de 4 o cinco meses, pasando hambre y frio. Caminando y en ocasiones subiéndose al tren, esperando no ser víctima de asaltos.
Aun cuando muchos de ellos manifiestan extrañar a sus familias, se sienten satisfechos porque en breve alcanzaran su objetivo de estar dentro del territorio de Estados Unidos, donde piensan les cambiara la vida al ganar dólares en cualquier trabajo que encuentren.
Y a pesar de que están contra el tiempo, esto no les desanima, porque aseguran que entraran a Estados Unidos, con o sin la autorización del presidente Donald Trump. Porque aseguran van de la mano de Dios.
Los migrantes aseguran que su viaje ha sido menos difícil, puesto que en algunos estados han encontrado el apoyo de la gente o han logrado entrar para descansar en las casas de migrantes existentes.
Al igual que los migrantes mexicanos, todos os componente de las caravanas manifiestan que entrar a Estados Unidos puede cambiarles la calidad de vida, no solo a ellos sino a sus familiares que dejan en sus tierras de origen, porque “ganar en dólares y mandar algunos las familias permitirán obtener un poco más de lo que siempre han comprado”.
Aunque los migrantes, nacionales y extranjeros siguen movilizándose hacia el norte del país, señalan que es difícil llegar porque muchos de ellos no cuentan con dinero para abordar un autobús, por lo que deben esperar el paso de trenes de carga que se dirigen hacia el norte de México. Al abordar, muchos migrantes manifiestan su temor de ser asaltados por quienes suben al tren solo para robar el poco dinero de los migrantes.
Mujeres que migran con niños y niñas menores de edad, argumentan que su paso es difícil porque en pocas ocasiones son auxiliados por otros migrantes par poder dar alimentos a sus hijos, y además cuidar que los niños y niñas no sean hostilizados por algunos adultos.
Pero también señalan que en México ha encontrado demasiadas organizaciones que los apoyan brindando no solo alimentos, sino ropa y la oportunidad de darse un baño.
A pesar de reconocer que la migración es un viaje muy arriesgado, muchos prefieren transitarlo, porque en su países o estados de origen no encuentran trabajo por diversas circunstancias y en Estados Unidos, señalan, existen muchos trabajos que los norteamericanos no quieren realizar, y aun cuando la paga no es lo suficiente, es mucho mejor que seguir pasando hambre en sus países o estados de origen.