Una Breve

Emilio Trinidad Zadívar 

Ha quedado claro que fue escogida para cubrirlo. Para protegerlo. Para que la impunidad lo envuelva. Para que su sumisión y complicidad se hagan de manifiesto de forma indigna. 

Ella es para él un instrumento, un objeto desechable, que en calidad de trapo, pretende limpiar, lavar y ocultar el desacreditado nombre del rufián de Tabasco. Por eso lo defiende sin miramientos, sin aceptar (porque es parte de lo mismo) el brutal daño que le hizo a la nación. Él es primero. No así el país y su población. Esa que espere, que siga siendo manipulada, estafada, engañada, utilizada. 

Claudia Sheinbaum se pasea por México sin conectar con la gente, como lo hacía el encantador de corazones débiles pero nobles, que creyeron que vería por ellos acabando con el mayor mal de nuestro país: la corrupción, que ha tomado carta de naturalización y la han llevado a límites de excelencia. Son los reyes de la deshonestidad, del tráfico de drogas y de influencias. Del saque, del descaro y del cinismo. 

La encargada del despacho de Palacio Nacional, no hace más que cuidar esa oficina que le entregará a “Andy” López Beltrán (si es que México no despierta) en poco más de cinco años. 

La ex jefa de Gobierno está muy lejos de saber qué hacer con el cargo y el desastre que recibió lo está amplificando por carencia de talento y pericia política. 

Temas como la salud y la falta de medicamentos, la inseguridad, la crisis de Pemex, la corrupción, las falsedades, la arrogancia, la burla, la amenaza, los engaños, son la marca de la casa, y ya no podrá sostenerlas más, porque hay gran desencanto social y enojo ciudadano, y porque los seguidores de Morena no son de ella, son del perverso personaje que hoy se oculta temeroso de que sea detenido por Estados Unidos, si es que cae Rubén Rocha Moya, aún gobernador de Sinaloa, pues lo implicaría en aquello de la colusión, protección y sociedad con el narco. 

Todos los integrantes de esa agrupación política, denominada por ellos como la 4T, de estafadores profesionales, son una vergüenza para México. 

Es cierto que el mundo entero se está fijando en nuestro país, pero no por interés turístico y de inversión, sino por la brutal corrupción y complicidad con los narcotraficantes, de quien engañó a toda una nación que creyó era en verdad un hombre honesto y austero. Nada más alejado de la realidad.

El sexenio de Andrés Manuel López Obrador fue y es (porque se está extendiendo por 12 años), como si todos sus allegados, colaboradores, familiares y amigos, se hubieran sacado el premio mayor de la lotería. 

Todos son inmensamente ricos y felices, felices. 

¡Bola de rateros!

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