Por Víctor Barrera

Hace un par de años atrás, México se veía como un país donde las oportunidades de ser vecino de la economía número uno del mundo era positivas y se habló del nearshoring o relocalización de las empresas, siendo precisamente nuestro territorio el más idóneo para poder captar grandes inversiones y esto traería consigo la posibilidad de alcanzar crecimientos económicos importantes y favorables para la población.

Sin embargo, la administración anterior y la actual, fieles a su ideología, de que lo mejor para México es reconstruir todo desde cero, argumentando que todo está plagado de corrupción, no ha sido la más sensata. Esto porque la corrupción sigue estando viva en al interior del gobierno, muchos funcionarios públicos han utilizado sus cargos para beneficiarse y de paso otorgar beneficios a familiares y amigos.

Esto ha creado que el sector político se vaya empoderando aún más, dejando a unas cuantas familias con poder y enriquecimiento, mientras que millones de mexicanos siguen viviendo en la pobreza y el número de ellos va en aumento.

Ahora que la economía mexicana se enfrenta a serios problemas como es un estancamiento debido a una desaceleración de la economía de Estados Unidos, una pobre captación de inversión derivado de las decisiones políticas tomadas en las administraciones de la 4T, sumado a las amenazas de Donald Trump, de implementar aranceles a los productos mexicanos, es necesario darle un rumbo nuevo a nuestro país.

Es necesario que la actual administración, en verdad, busque la unidad de todos los mexicanos para trabajar a favor del crecimiento económico.

Dejar de lado las descalificaciones, que solo dividen y encontrar entre todos esas soluciones a los problemas.

La entrada de capitales al país no se obtiene limitando la participación privada en los sectores productivos. Pueden establecerse leyes, normas y reglamentos que regulen que estos capitales, porque la facilitación de inversión productiva será importante en nuestro crecimiento económico.

Tampoco se puede destruir el Estado de derecho, porque esto aumentara la incertidumbre sobre las inversiones y se deben fortalecer reguladores y evaluadores autónomos para dar mayor certidumbre.

Hasta el momento la iniciativa privada nacional y extranjera no han manifestado una intención de dejar completamente el país, sino están en espera de que se les otorgue esa certidumbre en sus capitales y propiedades para establecer más fuentes de empleo.

Y así lo demuestra la apertura al diálogo, el escuchar los planes de la presidenta y esperan que de parte del gobierno federal la apertura sea importante.

La solución es a través de la voluntad política, de un entendimiento real sobre la oportunidad de crecer resolviendo los problemas internos que fortalezcan nuestra productividad para enfrentar después los externos.