Por Víctor Barrera
La situación económica que se vive en México es parecida a una recesión, sin embargo, no podremos llamarla así porque desde las mañaneras de Claudia Sheinbaum se buscará de negarse y se argumentará que esta situación fue a partir de la aparición política, nuevamente, de Donald Trump.
Porque de aceptar que existe recesión en el país sería reconocer que el proyecto de la 4T ha sido un fracaso y debe darse un nuevo rumbo a la economía del país.
Sin embargo, los datos son contundentes y de establecerse una caída del Producto Interno Bruto (PIB) durante este primer trimestre del año, se establecerían dos trimestres consecutivos y de acuerdo a los cánones económicos esto ya es una recesión.
Pero estos signos fueron se mostraron antes de la entrada de Donald Trump a la presidencia del país vecino. Porque durante los primeros meses del año anterior, los programas sociales sirvieron como un fuerte resorte para mantener al mercado interno activo. Sin embargo, la falta de empleos formales, aunque se insista en las estadísticas que, si se han creado, y el crecimiento de la informalidad demuestran que la actividad económica de México viene en caída.
Además, este fortalecimiento del mercado interno dejo otro factor determinante para la economía nacional se hizo uso de un incremento al déficit fiscal del gobierno federal que se incrementó hasta el 6 por ciento.
En pocas palabras, Claudia Sheinbaum recibió un país totalmente pobre y vulnerable ante cualquier cambio comercial en el mundo y así lo estamos sintiendo antes las amenazas de Donald Trump de imponer aranceles a productos que entren a su país, en especial mexicanos. Esto indica que Trump ve que su economía se desacelera y prefiere establecer esos aranceles para que las empresas establecidas decidan reinvertir sus guanacias y no colocarlas en otras naciones, como México, donde ante una mano de obra barata la plusvalía de sus productos es mayor.
Claro que esto impacta, porque las decisiones de muchas empresas empiezan a estar en ese sentido, prefieren evitar pagar mayores aranceles a los productos que producen en otros países, por lo que las inversiones en esos países, incluyendo México, se mostrarán menores a las acostumbradas.
Pero esta realidad se pretende esconder bajo las supuestas promesas de aplicación de inversiones en nuestro país, pero eso solo son palabras y será el próximo año cuando veamos si en verdad hubo inversión extranjera en el país o no.
Mientras tanto, ante la pasividad del gobierno mexicano para establecer políticas públicas a favor de atraer más inversiones, la continuidad de Sheinbaum solo está preocupada en desaparecer el Poder Judicial actual para establecer uno más adecuado al poder Ejecutivo, pero con ello se incrementa la incertidumbre de inversión en México.
A esto sumaremos la autocracia con la cual se empiezan a manejar los organismos autónomos y que ahora sus operaciones están absorbidas por las secretarias de estado.
Es probable que el gobierno no reconozca la recesión, pero en pocos meses solo veremos que las familias mexicanas no tendrán los ingresos suficientes para poder adquirir siquiera la canasta básica de alimentos.
En tanto el gobierno federal tendrá que hacer varios movimientos financieros para seguir otorgando los programas sociales y estos son caros para el erario público. Esto significara que el gobierno federal ahorcara la producción interna del país, sobre todo de alimentos que, por supuesto ante la enorme demanda subirán de precio, se inflara nuevamente el índice inflacionario y la pobreza seguirá siendo la constante en el país, quizá por ello la frase Primero los pobres.