“Juan y Adelita”, ópera-teatro sobre la mexicanidad

La compañía Delirio Teatro celebra cuatro décadas de actividad artística ininterrumpida y estrenará por primera vez una ópera-teatro, bajo el título Juan y Adelita, del compositor y cantautor Enrique Quezadas, quien con dicho proyecto reflexiona “acerca de la cultura nacional”, resalta. 

La obra es con música en vivo de la Orquesta Escuela Carlos Chávez y el Coro Sinfónico del Sistema Nacional de Fomento Musical, bajo la dirección de Alejandro León.  El diseño de escenografía, iluminación y multimedia está a cargo de Gustavo López, mientras que el vestuario es de Cristina Sauza.  

La producción general es de Ana Luisa Alfaro. La dirección musical y la dirección de escena corren por cuenta de dos destacados profesionales: Eduardo García Barrios, actual director artístico y académico de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, y Gilberto Guerrero, director teatral y fundador de Delirio Teatro. 

La ópera-teatro se presentará sólo los días 13, 14 y 15 de este mes de junio en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart). 

–Usted dice que con Juan y Adelita analiza la cultura nacional, ¿qué puede agregar al respecto? -se le pregunta en entrevista al también novelista y cantante Quezadas (México, 1955). 

–Igual me sumerjo como mexicano en un nacionalismo que veo que ahora está muy despierto y que no es un nacionalismo tóxico, porque sí hay nacionalismos tóxicos. Hoy lo estamos viendo con los supremacistas en varios lados del planeta, que están haciendo guerra y sembrando muerte en nombre de su nación o su identificación religiosa. El nacionalismo mexicano que yo promuevo es humanista, y siento que la cultura nacional puede aportar grandes factores para el florecimiento de esta civilización… ¡claro!, si a ésta no la naufragan antes. 

“Lo que ha habido en el suelo mexicano ha sido desde las culturas prehispánicas y nuestra historia después de la conquista. Creo que México puede ser un gran aportador, y como músico siempre he tenido inquietudes de expresiones rocanroleras y del folclor mexicano. Me encanta el son. Y y poco a poco fueron creciendo en mí las ganas de escribir para una orquesta, para un coro, narrando mis sentires. Avancé y avancé, y acerté. 

Quezadas egresó del Conservatorio Nacional de Música y la Escuela Superior de Música. Sus canciones han sido grabadas por Mexicanto, y Betsy Pecanins, entre otros. Obtuvo dos Arieles por la música de la película Cilantro y perejil, de Rafael Montero, uno correspondiente a música de fondo y otro por mejor tema musical escrito. Además, colaboró con dos de las voces de mayor prestigio que han dado a México, Amparo Ochoa y Eugenia León (la primera, ya desaparecida). 

En 2013 escribió la obra sinfónica y coral Obertura, centenario del Ejército Mexicano por encargo de la Secretaría de la Defensa Nacional. La obra fue estrenada por la Orquesta Sinfónica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana en el Auditorio Nacional, en el marco de los festejos del Centenario del Ejército Mexicano. 

El 3 de abril de 2018 dio a conocer mundialmente, en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, su pieza Nuestra casa es un país, compuesta en colaboración con el escritor y poeta mexicano Eduardo Langagne. Con su trabajo ha combinado la canción de autor, la música clásica y el teatro, siempre con un enfoque “poético y social”. 

Juan y Adelita representa su incursión en el género operístico “con una narrativa contemporánea que promueve el reencuentro con la madre tierra, la fuerza creativa de la juventud y la lucha contra la corrupción”, enfatiza. 

La historia sigue a dos jóvenes que, junto a sus amigos, emprenden la búsqueda de un árbol legendario para crear un huerto que simbolice su sueño de un Renacimiento mexicano, inspirado en la visión de la Raza Cósmica de José Vasconcelos. Su plan se ve amenazado por Talamontes Mercado, un empresario corrupto obsesionado con Adelita, quien al ser rechazado secuestra a Juan, desatando una lucha en la que amigos, familiares y un anciano sabio unirán fuerzas para rescatarlo. 

Participan la soprano Jacinta Barbachano, el tenor Enrique Guzmán, el barítono David Echeverría, la mezzosoprano Paola Gutiérrez, el bajo barítono Enrique Ángeles y el tenor Gerardo Reynoso. Y se suman tres figuras destacadas de la escena actoral: Aída López, actriz con una sólida trayectoria en cine, teatro y televisión, nominada en dos ocasiones al Ariel; Silverio Palacios, con más de 80 créditos en la pantalla grande y cinco nominaciones al Ariel; y Antonio Rojas -también actor-, con más de 30 años de carrera y miembro de la Compañía Nacional de Teatro. 

Juan y Adelita es una producción nacional realizada con el Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción Teatral Nacional, sustentado por el artículo 190 de la LISR (Efiartes), con el apoyo de Grupo Herdez. 

Quezadas cuenta cómo fue laborando la pieza: 

“Escribí la música y el guion e igual realicé la dramaturgia. He hecho muchas películas para cine y he tenido experiencia con orquestas. Juan y Adelita la terminé de crear a finales del 2019, y cuando estábamos empezando a ver la manera de ponerla en escena, llegó la pandemia y nos retrasó. Después de pasar ese trago amargo nos retrasó a todos por lo menos dos o tres años. Fuimos viendo mediante los procedimientos que nos ofrece Efiartes la manera de presentar el proyecto para que la Secretaría de Hacienda y el Instituto Nacional de Bellas Artes lo calificaran. 

“Pasamos como un proyecto viable y obtuvimos la gran ayuda de una empresa para poder financiar. Ya con la certeza de que el proyecto iba viento en popa, el año pasado, me di a la tarea de buscar a los solistas que son grandes cantantes de ópera, mexicanos todos ellos. La voz extraordinaria que ellos tienen me tenía que cuadrar también corporalmente con el personaje, porque tenemos seis cantantes y tres actores, elegidos por el director escénico Gilberto Guerrero, un director nacional de teatro de gran trascendencia”. 

Encontró en internet a los cantantes: 

“Poco a poco busqué. Internet nos ofrece maneras de ver a los cantantes en acción y así fui eligiendo a cada uno y cada una, y tuve la suerte de que cuando mi productora se comunicó con ellos, todos dijeron que sí. Y empezamos el montaje. Estoy muy agradecido con todas estas personas. Estamos hablando de un proyecto que tendrá en el escenario, tomando en cuenta a la orquesta, entre setenta y ochenta personas simultáneas”. 

–¿Cómo definiría la idea de ópera-teatro?

–La ópera comúnmente puede tener dos o tres actos, la mía ofrece tres, y lo que distingue a una ópera-teatro de una ópera normal es que lo que yo escribí no tiene recitativo, es decir, no hay momentos musicales que forman parte de la ópera sin ser exactamente las áreas o los momentos más recordados y festejados en esa ópera. 

“El término recitativo viene del italiano recitare que es recitar. Los cantantes van siguiendo a la orquesta, una línea musical, pero se dan el lujo, un poco, de improvisar, ese es el recitativo. Mi ópera no tiene recitativo. Tiene momentos musicales muy definidos, y cuando termina cada uno de los momentos musicales empieza el desarrollo del guion, el cual está escrito en décimas, en octosílabos. Es decir, en un lenguaje poético todo el tiempo. 

«Entonces los actores, los cantantes, se comunican en ese momento mediante décimas, y así se va desarrollando el guion. Ésta es mi manera de aportar a la ópera mexicana”. 

Además rememora: 

“Hay en la producción mucha gente: los iluminadores, los escenógrafos, en fin, son tantos nombres, y por fortuna todos se han portado muy responsables. El público la va a pasar muy bien. Es un momento artístico muy enriquecedor. Se les va a inflamar el corazón por nuestro país.