Disparos y bombardeos israelíes mataron al menos a 65 personas en distintos puntos de la Franja de Gaza este 15 de junio. Al menos 26 de ellas fueron asesinadas cerca de centros de distribución de ayuda, gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), un sistema impuesto por Israel para controlar la entrega de asistencia.
Desde que comenzó ese mecanismo, francotiradores israelíes han matado a cerca de 300 personas, mientras buscaban alimentos para sí mismos o para sus familias hambrientas.
Mientras Israel abre un nuevo frente de guerra con Irán, continúa su campaña militar en la Franja de Gaza, donde la muerte se ha vuelto cotidiana. Al menos 65 palestinos fueron asesinados este domingo 15 de junio por disparos y bombardeos israelíes, según informaron las autoridades sanitarias locales.
De las víctimas reportadas, 26 murieron cerca de puntos de distribución de ayuda, gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), señaló el Ministerio de Salud del enclave, citado por la agencia de noticias EFE.
GHF es un mecanismo de repartición de asistencia respaldado por Estados Unidos e impuesto por Israel, fuertemente cuestioando por la comunidad internacional ante los repetidos asesinatos de palestinos por parte de las fuerzas israelíes mientras buscan alimentos.
Médicos del hospital Al-Awda, en el centro de Gaza, confirmaron que al menos tres personas fueron asesinadas y decenas resultaron heridas cuando intentaban acercarse a un centro de distribución de la GHF, ubicado cerca del corredor de Netzarim. Otras dos murieron mientras se dirigían a otro punto de ayuda en Rafah, en el sur de la Franja.
En Beit Lahiya, al norte del enclave, un bombardeo aéreo mató a otras siete personas, según personal médico. El resto de las víctimas se registró en ataques aéreos separados en el sur del territorio. El ejército israelí no se ha pronunciado hasta el momento.
El sábado, otros 79 palestinos fueron asesinados en diferentes zonas de Gaza, varios de ellos también mientras intentaban acceder a ayuda alimentaria.
La GHF comenzó a distribuir paquetes de comida a finales de mayo, después de que Israel levantara parcialmente un bloqueo total que duró casi tres meses. Desde entonces, cerca de 300 personas han sido asesinadas por francotiradores israelíes mientras intentaban conseguir alimento, y más de 2 mil han resultado heridas.
A pesar del peligro mortal, los palestinos no tienen otra opción que seguir exponiéndose al fuego para acercarse a esos centros de distribución, empujados por el hambre extrema y la desesperación de alimentar a sus familias.
“Insisto en que la elección que se les deja a las personas no es una verdadera elección, porque arriesgar la vida para encontrar comida o morir de hambre no debería ser una disyuntiva que nadie tuviera que enfrentar jamás en su vida”, afirmó Jens Laerke, Olga Cherevko, portavoz de OCHA en Gaza, el jueves.
Al inicio de sus operaciones, la GHF negó que las muertes estuvieran relacionadas con sus centros de ayuda y acusó a Hamás de manipular la información. Sin embargo, testimonios de testigos, informes médicos y organizaciones humanitarias confirmaron los hechos.
Por su parte, Naciones Unidas ha rechazado el sistema de distribución controlado por Israel por considerarlo inadecuado, inseguro y contrario a los principios de imparcialidad humanitaria.
Israel, como potencia ocupante, ha restringido severamente el acceso a ayuda desde el comienzo de la guerra, provocando una escasez extrema de alimentos y suministros, sobre todo en el norte del enclave.
Varias ONG, que operan en Gaza, se han también negado a participar en la iniciativa israelí-estadunidense, alegando que representa una apropiación de la ayuda por parte de una de las partes del conflicto.
Además, la mayoría de los centros de distribución se ubican en el centro y sur del enclave, reforzando así los desplazamientos forzados impulsados por la ofensiva militar “Carros de Gedeón”, lanzada en mayo para vaciar el norte de Gaza.
La Fundación Humanitaria de Gaza se ha negado a revelar el origen de sus fondos. Según la cadena pública israelí Kan, en mayo el gobierno israelí habría aprobado una transferencia de 176 millones de euros a una institución de defensa, recursos que habrían sido destinados en realidad a financiar este nuevo sistema de ayuda.
El 3 de junio, la GHF nombró como director a Johnnie Moore, pastor evangélico y exasesor de Donald Trump, quien ha defendido públicamente la idea de expulsar a los palestinos de Gaza para desarrollar proyectos inmobiliarios en su lugar.
Israel también ha admitido haber apoyado a bandas armadas en Gaza, conocidas por sus actividades criminales, con el fin de debilitar a Hamás. Estos grupos han sido acusados de saquear la ayuda alimentaria.
La ONU advierte que Gaza es actualmente el territorio con mayor nivel de hambre en el mundo: el 100% de su población está en riesgo de hambruna. Diez semanas después del bloqueo total impuesto por Israel, la ayuda sigue siendo mínima y los suministros médicos casi inexistentes.
La situación humanitaria continúa deteriorándose. El hospital Nasser, en Khan Younis —uno de los pocos que aún funciona parcialmente— sigue siendo blanco de ataques, según su personal. Además, la mayoría del enclave continúa sin acceso a redes de telefonía e internet.
La guerra de Israel contra Gaza ha matado a más de 55 mil 300 palestinos, en su mayoría civiles, y ha destruido gran parte del territorio donde viven unas dos millones de personas.
A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, Egipto y Catar para lograr un alto el fuego, ni Israel ni Hamás han cedido en sus exigencias. Hamás exige un cese permanente de las hostilidades y garantías de que Israel no reanudará la guerra, pero el gobierno israelí se niega a aceptarlo.
Con información de Reuters y AP