Por Víctor Barrera

Solo les bastarán diez días, a quienes dicen ser representantes de los mexicanos, para aprobar modificaciones de Ley que nos llevan más a un autoritarismo que aun gobierno democrático.

Algo que no lograron acordar en sietes mese, lo aprobaran sin un debate parlamentario en solo diez días.

Y esto se notó en el primer día, del periodo extraordinario que aprobaron los mismos legisladores para discutir más de 20 modificaciones de ley, que se centran principalmente en la forma que establecerá la seguridad pública y nacional del país.

Donde el gobierno federal tendrá la oportunidad de ser el “Big Brother” y obtendrá toda la información de cualquier persona que viva dentro del país. Sabrá dónde vive, cuáles son sus gastos, en que ocupa su tiempo libre, quienes son las personas que más frecuenta, en fin, estaremos bajo la lupa del gobierno y cualquier cosa que no le agrade al gobierno tendrá consecuencias negativas para quien cometa ese error.

Así que la mayoría de los representantes «populares” estarán de forma presencial o semipresencial en las sesiones del pleno para donde harán como que escuchan a la oposición, mero ellos ya saben que la consigna es votar a favor esas modificaciones de Ley.

Una vez se demostrará que aquellos que durante años manifestaban estar invisibilizados, ahora utilizaran su mayoría aplastante para aprobar cualquier cosa que venga del Ejecutivo y máxime si proviene de las ideas de su Mesías.

El argumento será que por ser mayoría tiene la razón y no aceptan argumentos contrarios a las órdenes recibidas. Es decir, el cambio prometido no es tal, los legisladores de la mayoría responden más a los intereses de un pequeño grupo y no de la población, a quienes supuestamente representan.

Así que el problema no es que no quieran escuchar a la oposición, el problema es que no ven lo que vendrá después de aprobar esas modificaciones de Ley.

Los “representantes de la mayoría” no se han puesto a pensar que también ellos serán afectados por estas modificaciones y que, si ya no es afín o sirve al gobierno, estos legisladores serán desechados y como cualquier otro poblador tendrá que sufrir las consecuencias de sus actos al aprobar leyes que van en contra de un gobierno democrático y lo convierte en uno autoritario.

Al paso de estos diez días, solo veremos la falta de autocrítica de los legisladores de morena y partidos aliados, quienes seguros de haber realizado “acuerdos” para mantenerse en puestos públicos, simplemente aprueban sin leer y sin ver lo que viene adelante de esas aprobaciones.

El gobierno de Campeche y el de Puebla con su Congreso local, ya nos han demostrado lo que puede suceder más adelante. Habrá perdida de derechos y libertades y aquellos que osen contravenir esas decisiones serán calificados como traidores a la patria.

Es cierto que ellos seguirán hablando de la democracia, pero la utilizarán únicamente como el mecanismo que les permita concentrar todo el poder, no como la fórmula para que un país viva con civilidad, pluralidad.

Queda claro que estamos en un cambio de régimen que nos regresara décadas atrás, pero aun con mayor fuerza del poder. Estamos perdiendo esa democracia que empezamos a construir a finales de la década de los años 90 del siglo pasado y que permitió que quienes ahora detentan el poder llegaran a este.

Así que el problema mayor está por venir. Bajó un régimen que sigue moviéndose por venganza y no por construir un país democrático.