El abogado Vidulfo Rosales Sierra confirmó esta mañana su renuncia “por cuestiones personales y de salud” a la representación legal de los padres y madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa a punto de cumplir 11 años.
Y a 24 años como integrante del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
La renuncia la dio a conocer luego de que ayer se difundió una foto en la que aparece junto a diversos colaboradores de los futuros ministros que integrarán la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) a partir del próximo septiembre.
“Mantenemos un diálogo, producto de que lo conozco desde hace varios años en esta lucha por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas”.
Lo que sí confirmó fue su separación del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan y de la representación legal de los padres y madres de los 43, después de casi 11 años. ?
“Ya lo hablé con ellos y yo me voy a separar por cuestiones personales y de salud. Eso es un hecho, la certeza que hay hoy en día, lo otro es una posibilidad, no hay nada formal, mantengo un diálogo con el ministro presidente”.
Dijo que por parte de los padres hubo mucha tristeza y en algunos desilusión al comunicarles su separación, pero que la mayoría le mostró respeto y apoyo a su decisión.
“Fue un momento difícil con las madres y padres porque ya íbamos a hacer 11 años en la defensa de los derechos y éramos una voz digamos importante dentro del movimiento de las madres y padres. Y al anunciarles mi retiro pues ellos se sienten descobijados”.
En un comunicado titulado «En otras trincheras de lucha», Rosales Sierra agradeció al director del Centro Tlachinollan, Abel Barrera por permitirle caminar al lado de los pueblos por 24 años.
También agradece a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC-PC), al Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la presa la Parota (CECOP), a las madres y padres de los 43 y a la Normal Rural de Ayotzinapa por sus enseñanzas en la lucha por el agua, la tierra, los sistemas normativos de los pueblos indígenas y Afromexicanos, la educación pública y la justicia.
“Me retiro de la primera línea de la lucha social con la frente en alto, con la seguridad de haber puesto un grano de arena en la pelea de nuestros pueblos, desde otras trincheras seguiré exigiendo que los derechos humanos sean una realidad, que los pueblos indígenas y Afromexicano tengan una vida digna y no seamos tratados como personas de segunda”.