Por Víctor Barrera

En la mayoría de los de Morena no han entendido que el tener un nombramiento por el voto popular, no significa tener el poder absoluto, sino el servir a la población que lo llevo a esa posición y aún más a favor de toda la población de México.

Los sucesos que han salido a la luz y que nos mostraron que la élite de Morena no responde siquiera los principios de su Movimiento, ahora fueron demostrados con el desplante que hace Gerardo Fernández Noroña al no publicar la reforma al artículo 123 constitucional aprobada en 2024 y que eleva el salario de maestros, trabajadores del sector salud, burócratas, soldados, agentes de la Guardia Nacional y policías a 18 mil pesos, dejándolos en el limbo para poder actuar sobre quién no respete esta reforma, el patrón que es el gobierno federal, ahora ley constitucional.

Este tema fue exigido el día de ayer en la sesión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión por el diputado y coordinador del PRI, Rubén Moreira.

Sin embargo, con la soberbia que actúa Fernández Noroña, más como herramienta de provocar, esta fue el factor principal que detono el suceso de ayer.

Una vez más se mostró que algunos personajes de Morena no han entendido la oportunidad que la ciudadanía les ha brindado para cambiar las cosas, las cuales siguen igual pero ahora con descaro total.

Ser representante popular es atender las necesidades de la gente, tener empatía con la gente y no provocar a la gente tratando de dividir a la sociedad para marcar dos grupos los buenos y los conservadores.

Sin embargo, aun cuando su narrativa es el cambio, la erradicación de la corrupción y la humildad, estas no se han presentado y muestran que Morena en el ejercicio del poder se ha manejado con enormes contradicciones.

Quieren marcar el cambio, pero en muchas ocasiones se ven sin la apertura al diálogo, asumiendo que su “mayoría aplastante” como la calificará Pablo Gómez, no necesita del dialogo, solamente imponer su voluntad, mostrando ser soberbios e impositivos.

Otra característica es la desmesurada ambición y muestran que el poder es para hacerse millonarios y mostrar sin decoro que ellos pueden gastar dinero, porque “es producto de su trabajo” sin entender que millones de mexicanos aún están en la pobreza y extrema pobreza, y que la llamada clase media es cada vez menor en número, pero mayor en necesidades.

La forma en que políticamente actúan se remite a las viejas prácticas del PRI, algo que Morena señalaba como algo negativo para el país y lo peor es que se ufanen de ese actuar. Recordemos que el propio

Gerardo Fernández Noroña acepto que, con el voto de Miguel Ángel Yunes, que fue presionado políticamente para cambiar de partido, no se podría haber alcanzado la aprobación de la reforma al Poder Judicial.

En ocasiones los de morena se han manejado con cinismo al afirmar que, ante las acusaciones y ciertas pruebas, no se puede inculpar a sus integrantes como corruptos, porque no existen carpetas de investigación, y no las habrá porque lamentablemente el titular de la Fiscalía General de la República, simpatiza con Morena.

Así cuando señalaban que la “Estafa Maestra” era el más grande acto de corrupción, el ejercicio de Morena el caso Segalmex resulto mayor, pero no se ha sancionado a nadie de un alto rango en este tema.

Se hablo de que los cambios eran para terminar con la corrupción, sin embargo, esta sigue inserta en muchas oficinas de gobierno.

La impunidad, la soberbia y la falta de resultado se han convertido en factores que enervan a la oposición, que, disminuida en número, solamente ocupa los espacio para hablar en un mar de oídos sordos.

Todo esto mostro ya la posible solución de muchos mexicanos, que es arremeterse a empujones, como lo sucedido entre Alejandro Moreno y Gerardo Fernández Noroña. El primero que cayó en el juego y el segundo que incremento su posición para victimizarse, sin reconocer que sus acciones a lo largo de un año fueron precisamente para enervar los sentidos y llegar a la confrontación, como ayer sucedió.

De ninguna manera podemos permitir que esto siga ocurriendo y es el momento que la ciudadanía levante la voz para que la clase política entienda que fueron elegidos para servir a encontrar soluciones no para mostrar sus rencores y sed de venganza.