Sepa La Bola
Claudia Bolaños
Relojes de lujo, bolsos de diseñador y maletines con efectivo. Así describió el Departamento de Justicia de Estados Unidos la red de sobornos que operó entre 2019 y 2021 en Petróleos Mexicanos. Los contratos, que superaron los 700 millones de pesos, se cancelaron apenas este año, cuando la investigación extranjera alcanzó a exfuncionarios de Pemex y expuso la colusión con proveedores. El gobierno reaccionó con rapidez… pero solo después de que el escándalo traspasó fronteras.
No es un episodio aislado. Detrás de los nombres de empresarios y auditores sobornados late un patrón que ha acompañado a Pemex por décadas: el de las alianzas turbias y la impunidad. Basta mirar unos años atrás. El fraude vinculado a Akron exhibió la complicidad de servidores públicos, que utilizaron su posición para favorecer a particulares. Otra vez, la línea entre lo privado y lo institucional se borró en perjuicio del país.
Si retrocedemos más, nos topamos con Mexicana de Lubricantes: aquella asociación público-privada que devoró cerca de 40 mil millones de pesos. En su momento, se habló de fraude, de evasión y de negligencia deliberada. Sin embargo, Pemex decidió mantener la relación con Mexlub, consolidando lo que analistas llamaron “el crimen perfecto”: una empresa híbrida, sin rendición de cuentas, blindada contra la transparencia.
El hilo conductor es claro. Los nombres cambian, los montos varían y los lujos con que se untan manos pasan de relojes suizos a contratos millonarios. Lo que permanece es la estructura que permite que, cada sexenio, Pemex sea escenario del mismo guion: corrupción detectada tarde, contratos cancelados después, responsables que rara vez pagan.
De los bolsos Louis Vuitton de ayer a los convenios opacos de hace veinte años, Pemex exhibe la misma enfermedad crónica: la captura institucional que normaliza el saqueo. Y la pregunta de fondo sigue intacta: ¿hasta cuándo se atacará la raíz y no solo la rama podrida que asoma en los titulares?
Y Sepa La Bola… pero La publicidad ilegal prolifera en CDMX, ahora en la Alcaldía Miguel Hidalgo. Pantallas luminosas de Proxymo en Plaza Miyana, Av. Ejército Nacional Mexicano 769, operan sin autorización, generando quejas vecinales.
Estas pantallas violan normas urbanas, provocan riesgos de tránsito, contaminación lumínica y peligros de protección civil para peatones y vecinos. La denuncia pública exige atención urgente.
Y Sepa la Bola… pero Sandra Cuevas continúa acaparando titulares con noticias negativas. Su reciente rodada dominical resultó trágica con la muerte de Emanuel, un joven de 21 años, arrollado por un adolescente imprudente que formaba parte del grupo que la acompañaba.
Las autoridades investigan a fondo el caso, considerando la posible responsabilidad penal de Cuevas. Expertos en justicia penal la señalan como corresponsable solidaria, argumentando que, aunque ella lo niegue, el joven pertenecía a su grupo.
La convocatoria a una rodada sin medidas de seguridad adecuadas, en vías no aptas para tal fin, expuso a los participantes a riesgos innecesarios. Cuevas enfrenta un laberinto creado por su propia imprudencia, con la pérdida de una vida como consecuencia. Ahora debe asumir su responsabilidad y apoyar a la familia de Emanuel, demostrando la integridad que tanto pregona.