Iniciaran México y EUA proyecto de capacitación para combatir tráfico de armas

En cumplimiento del acuerdo alcanzado recientemente entre la presidenta Claudia Sheinbaum con Marco Rubio, secretario de Estado del gobierno de Donald Trump, en McAllen, Texas, inició el proyecto de capacitación y colaboración entre agentes estadunidenses y mexicanos para contener el tráfico de armas. 

Para echar andar el proyecto, el Departamento de Estado en colaboración con el de Seguridad Interior, convocaron a algunos medios de comunicación de los dos países, con el objetivo de que atestiguaran el banderazo del arranque de proyecto bilateral. 

En el Puerto Migratorio Internacional de Hidalgo, en McAllen, Texas, arrancó el proyecto con la participación de 10 agentes (3 mujeres y 7 hombres) de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), a quienes sus contrapartes del Buró de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) les enseñaron como utilizar tecnología y tácticas para detectar armas y municiones, amén de dinero y otros ilícitos traficados a México. 

En el ejercicio de demostración a la prensa y de adiestramiento a los agentes mexicanos, dirigido por Carlos Rodríguez, director del Puerto de Hidalgo, la decena del personal de ANAM coadyuvaron con los CBP en la revisión de automóviles que entrarían a Reynosa, Tamaulipas. 

Los agentes de CBP que llevaron a cabo el ejercicio de revisión de 5 vehículos, permitieron que los de ANAM utilizaran sus aparatos de alta tecnología y emularan sus tácticas manuales para detectar, sobre todo, armas y municiones que salen de Estados Unidos para México. 

Los cuatro medios de comunicación que asistieron, dos mexicanos y dos de habla hispana estadunidenses, observaron la forma en la que agentes de CBP, primero, de forma manual enseñaban a los de ANAM, a revisar los vehículos elegidos en el Puerto de Hidalgo. 

Golpeando el toldo de los automóviles con la palma de la mano, las puertas, palpando los asientos, el tablero y abriendo el cofre del motor, los agentes de CBP mostraron a los de ANAM la manera de detectar armas, municiones y dinero escondidos para ser metidos ilegalmente. 

Un agente instructor de CPB especializado en temperaturas, enseñó a sus contrapartes mexicanos el uso de guantes especiales para detectar modificaciones en el calor del motor del auto, el cual cambia cuando en varias de sus partes van ocultas armas dividas en partes (desmontadas) o municiones de todo tipo. 

A los 10 agentes de ANAM, sus contrapartes estadunidenses, en el Puerto Internacional de Hidalgo, les instruyeron sobre el uso de tecnología simple, como los espejos con los que se revisa por abajo a los autos. 

Pare el caso de los aparatos más sofisticados, los agentes de CBP presentaron equipo de revisión con rayos infrarrojos con los que somete a escrutinio a toda la carrocería y los neumáticos de los vehículos. 

Con estos aparatos en mano, los agentes de ANAM revisaron palmo a palmo los automóviles escogidos que salían de McAllen para entrar a México por la frontera de Reynosa. 

Con los sofisticados aparatos y bajo la conducción de los agentes federales estadunidenses, los 10 representantes de ANAM revisaron vehículos y separaron paquetes, maletas, juguetes, entre otras cosas, que llevaban como carga para luego ser introducidos en aparatos móviles de inspección distinta. 

Rodríguez, en entrevista con Proceso y “Milenio”, el otro medio mexicano invitado, explicó que este ejercicio bilateral fue para mostrar cómo una cooperación bilateral en este sentido puede ser más fructífera para contener el tráfico de armas y de dinero que va de Estados Unidos a México, y hasta de drogas que corren en dirección inversa. 

Sacando maletas y algunos otros objetos de los vehículos elegidos de manera aleatoria, como lo aseguró Rodríguez, los agentes mexicanos vieron como los de Estados Unidos los metían a un aparto de Rayos X, instalado en una camioneta especial del gobierno estadunidense. 

Uno de los agentes instructores de CBP explicó a los de ANAM y a las delegaciones de funcionarios de los dos países presentes que con la nueva tecnología que cuentan y compartirán con México, será más complicado trasegar armas de Estados Unidos. 

“Por ejemplo, este aparato de revisión con tecnología de rayos infrarrojos permite detectar cualquier cosa de metal o hasta papel, por el dinero, que ocultan los traficantes en los compartimentos de las bolsas de aire del conductor y el pasajero. Lo que hacen los traficantes es provocar el uso de la bolsa de aire del vehículo, las revientan y al repararla el carro no la reemplazan; dejan el hueco vacío a propósito para traficar armas, dinero, droga y otras cosas”. 

Este ejemplo fue resaltado de manera particular a los agentes y funcionarios de México por Rodríguez, quien les dijo que en ese mismo momento en que se estaba llevando a cabo el ejercicio bilateral, al norte de Hidalgo, en otro punto transfronterizo con Tamaulipas se acababa de descubrir un bulto con droga embalado en el compartimento de una bolsa de aire y que pretendía entrar desapercibido a los Estados Unidos. 

Este ejercicio de cooperación y adiestramiento, que duró aproximadamente 90 minutos, no es perfecto, necesita reforzarse no con tanta tecnología sofisticada, sino con la lógica y comunicación en tiempo real, como lo anotó el director del Puerto Internacional de Hidalgo. 

“Qué es lo que esperamos? Qué sería lo mejor o lo ideal en este momento? Radios… un equipo que exista ahorita para comunicarnos en tiempo real (con los agentes mexicanos)”, enfatizó Rodríguez. 

Ayudar a parar la entrada ilegal de armas y municiones de Estados Unidos y de manufacturación de este país, es la principal demanda y queja hace al gobierno de Sheinbaum al de Trump, en el marco de la cooperación bilateral en materia de seguridad. 

Las armas estadunidenses, bajo el argumento del gobierno mexicano, son las que empoderan a los cárteles del narcotráfico y a grupos del crimen organizado, además de coadyuvar directamente en los miles de homicidios que se comenten en México relacionados con la violencia e inseguridad que priva en el país. 

Las exigencias de México a Estados Unidos sobre el tráfico de armas, que por años han pasado olímpicamente desapercibidas por Washington, forzaron a la Secretaría de Relaciones Exteriores a demandar civilmente a las empresas estadunidenses que las manufacturan, en casos judiciales interpuestos en los estados de Massachussets y Arizona. 

Aunque, por ahora, ya hasta la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos intervino para sofocar la demanda de México en Massachussets contra los armeros estadunidenses, sigue vigente la otra querella en Arizona, que es directamente contra los vendedores y distribuidores. 

La manera más común y efectiva que se sigue practicando para meter armas estadunidenses a México, a lo largo de la frontera entre los dos países, es por medio del tráfico hormiga. 

Esta táctica delincuencial se concentra en pasar armas desmontadas, las partes como cañón y cargadores de rifles, escopetas y pistolas de cualquier calibre, por ejemplo, se reparten entre las decenas de miles de personas que legalmente entran caminando todos los días de Estados Unidos a México, y que en su enorme mayoría no son sometidos a revisión por el sistema aduanal mexicano. 

De esa misma forma, por décadas los traficantes de armamento también trasiegan millones de municiones de cualquier calibre, del territorio estadunidense al mexicano. 

Además de los 10 agentes de ANAM, como testigos en McAllen, se presentaron nueve funcionarios del gobierno mexicano, entre estos Roberto Velázquez, jefe de la Unidad para América del Norte de la Cancillería mexicana; Marcela Figueroa, secretaria ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SSPC); representantes de la Sedena, Marina, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y de la Secretaría de Gobernación. 

Por parte del gobierno de Trump, estuvieron funcionarios del Departamento de Estado, del de Seguridad Interior, además de los agentes de CBP, hubo representantes de la DEA, del FBI y del Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF).