Un primer año sin mejoras para combatir los problemas existentes

Por Víctor Barrera

El próximo miércoles se cumplirá el primer año del inicio de lo que Claudia Sheinbaum califica como el segundo piso de la autollamada cuarta transformación y que lamentablemente ha impactado para mal en la vida pública del país.

Alguien podría manifestar que es muy temprano para calificar a esta administración, pero al ser la continuidad de la anterior, entonces ya es tiempo suficiente para empezar a ver cuáles son los resultados hasta ahora dejados por esta cuarta transformación.

Así que empezaremos con la enorme división social persistente y que poco sirve para alcanzar un crecimiento económico y desarrollo social.

Alguien remarcaría que Morena se presenta como el partido con mayor presencia política, con 23 gobernadores, una cantidad importante de presidencias municipales, mayoría en ambas cámaras del Congreso de la Unión y una importancia presencia en el funcionamiento del poder Judicial. Factores que deberían ser fundamentales para no tener obstáculos y alcanzar el crecimiento económico del país, que implique una generación importante de empleos, con salarios dignos y por supuesto una mejora en los servicios púbicos que el estado está obligado a otorgar a la población.

Pero la realidad es todo lo contrario, la población sigue careciendo de un sistema de salud eficiente, una escasa distribución de medicamentos e instalaciones poco adecuadas para recibir atención médica.

En servicios como agua y luz sigue siendo ineficiente, la conectividad es aún peor y lo referente a la seguridad pública, aun deja mucho que desear. Así que a pesar de que se pretenda insistir en que hemos alcanzado algunos resultados positivos, estos siguen siendo intangibles para la población.

Los supuestos cambios, que se aseguran existen, deberían estar ya impactando en el desarrollo de nuestra nación, pero ocurre todo lo contrario, los problemas, que se prometió erradicar, no solo continúan presentes, sino ahora se han acentuado, dejando a la población en medio de la incertidumbre, con menos empleos, ingresos insuficientes y sobre todo una importante parte de la población rehén de los grupos criminales existentes en el país.

Este año se ha caracterizado más por los escándalos de la clase política proveniente de Morena y partidos aliados, quienes piensa que el poder político y económico es para presumirse olvidándose de las necesidades de la población.

Escándalos que ponen a la clase política como cómplices de grupos criminales, advirtiendo que sus riquezas son producto de trabajos no lícitos que se pretenden excusar arguyendo que sus riquezas provienen de herencias familiares, justamente en estos momentos que son el poder y no antes.

Y todo esto, que es en lo interno se debe sumar la tensa relación existente entre nuestra nación con el vecino país del norte, aunque quiera ocultarse. Debido al crecimiento del poder no solo económico

sino político de los grupos criminales en México. Esto último no podría ser sin la complicidad de personajes de la política mexicana, funcionarios públicos y empresarios, quienes han visto al país como el mejor botín para acumular riqueza.

Así los asuntos que se han venido ventilando sobre red de tráfico de hidrocarburos a gran escala, no solo perjudicando a Pemex, sino también a las arcas nacionales. O la existencia de una organización

criminal en el sureste del país ligada a otra organización con presencia nacional, liderada durante años por un funcionario estatal de seguridad pública y por supuesto los excesos de personajes de la política nacional que han sido expuestos públicamente.

Pero el tratamiento doméstico de toda esta problemática que se amalgama inexorablemente solo se pretende eliminar con la narrativa de “no somos iguales” y de ser lo contrario se piden pruebas, eludiendo su responsabilidad de exigir que la FGR inicie investigaciones sobre los presuntos involucrados para deslindar responsabilidades.

Así que este año solo puede definirse a partir de la condición de la administración actual atada a lealtades heredadas difíciles de romper y que mantiene a la corrupción e impunidad como principales factores de enlace con la anterior.