Por Víctor Barrera 

Hoy inicia el segundo año del mandato de Claudia Sheinbaum, aunque las cosas no pintan bien, es importante resaltar que con lo poco que se hizo desde el gabinete más cercano a ella y con mucha suerte se ha permitido a México sobrevivir a un cambio de la política comercial mundial iniciado por Estados Unidos. 

Sheinbaum Pardo tiene la responsabilidad de encaminar, junto con el gabinete que, si trabaja, al país a una mejor posición económica que nos lleve a un crecimiento mayor al 2 por porciento en el 2026 y después continuar este para que al término de su sexenio México tenga un crecimiento mínimo de 4 o 4.5 por ciento. Pero esto no significa que se mantenga el rumbo de las políticas públicas aplicadas, porque entonces mantendremos el estancamiento económico que mucho daño hace al sector con mayor pobreza. 

En el rubro de seguridad, el cambio de la política pública aplicada ha dejado algunas notas positivas. Se destruyen los laboratorios clandestinos de fentanilo, que lamentablemente prueban que en México si se elabora este producto más para el narcotráfico que para el sector salud. 

Ahora falta atrapar a los personajes que detrás de un escritorio, de un puesto público o privado, apoyan esa actividad ilícita, para con ello erradicar a los grupos criminales que mantiene de rehenes a una buena cantidad de población en nuestro país. 

Esto último podría ser el detonador de atraer más inversión, liberando de cobro de piso o aportación voluntaria para tener los negocios seguros de la iniciativa privada, el país podría ver una gran cantidad de inversión en sectores productivos a favor de México y sus pobladores. 

Así los niveles de inseguridad bajarían, la corrupción bajaría también sus niveles y los pobladores podrán sentirse seguros en sus comunidades y estados. 

Sheinbaum Pardo tiene otro reto, para detonar el crecimiento económico del país y es realizar una apertura en el sector energético, que permita establecer a la iniciativa privada más plantas generadoras de energía que puedan cubrir las necesidades de todo el país y que no quede un solo rincón de este sin energía eléctrica. 

Sobre la situación de Pemex, que es la más difícil de revertir, tendrá que aplicar mano dura y erradicar esos grupos que al interior de la empresa trabajan más para conseguir beneficios propios que para fortalecer a la empresa. 

Esos grupos que actúan como delincuentes deberán de salir de Pemex y su situación económica se ira fortaleciendo poco a poco. 

Esto en el corto plazo haría de esa empresa una más sana financieramente hablando, con mejores calificaciones para que puedan comprarse papeles emitidos por la empresa sin que el estado sea aval del pago de esa deuda. 

Esto permitiría al país ir bajando el nivel de déficit que tiene y que para este 2025 se estima estará en el 4.3 por ciento respecto al PIB nacional. De tal manera que el costo de la deuda también vaya disminuyéndose y esos recursos sean aprovechados para invertir en servicios públicos para mejorar la calidad de vida de los pobladores. 

Pero para todo esto se necesita, primero que Claudia Sheinbaum entienda que el poder del Ejecutivo no se comparte, que las decisiones que se tomen sean con responsabilidad y bajo el esquema y objetivos que ella únicamente trace. 

De establecerse esto, lo demás, con voluntad política y un diálogo nacional, podría revertir poco a poco esa herencia dejada por el sexenio anterior que nos mantiene con crecimientos de un punto porcentual anual.