“La Ley Trasciende no busca promover la muerte, busca humanizarla”, dice Samara Martínez Montaño, impulsora de la iniciativa ciudadana que busca regular la eutanasia y el suicidio asistido y que este martes fue presentada en el Senado de la República.
De acuerdo con la joven de 30 años que tiene la enfermedad terminal lupus eritematoso sistémico que la obliga a vivir conectada a una máquina de diálisis durante 10 horas al día, esta iniciativa también pretende fortalecer la voluntad anticipada, garantizar el acceso universal a cuidados paliativos y reconocer la autonomía de los pacientes para decidir cómo quieren vivir sus últimos días.
“Mi nombre es Samara Martínez y desde hace más de una década, mi cuerpo ha sido mi campo de batalla, pero mi enfermedad también ha sido mi maestra más grande de vida. He aprendido que la vida no se mide por los días que respiramos, sino por la dignidad con la que vivimos”, dijo en conferencia.
Y pidió a los senadores hacer posible una ley que garantice la dignidad hasta el último respiro de la vida. La ley trasciende, no busca promover la muerte, busca humanizarla, busca que ningún mexicano o mexicana tenga que morir sufriendo, con dolor, con miedo, pero sobre todo con agonía; o bien, con la angustia de ver a su familia destrozarse mientras el cuerpo se apaga lentamente”.
La activista aclaró que sí habla de eutanasia, pero también de libertad, compasión y justicia y de “reconocer que morir con paz también es un derecho”. Luego, invitó a los legisladores a dejar los remores y prejuicios y a “ver más allá del tabú y el dogma”.
Y agregó: “He visto morir a compañeros en condiciones que ningún ser humano debería soportar, pegados ahí a una máquina de hemodiálisis, en la lucha contra el cáncer y con todas las enfermedades que acontecen a nuestra sociedad. He sentido el miedo, la incertidumbre y un cansancio extremo que hoy, aún así después de haber estado conectada 10 horas, estoy aquí presente y firme frente a ustedes para decirle que sí se puede, que Ley Trasciende, está preparada para llegar a México, para dignificar la vida de las personas”.
Martínez Montaño llamó a los legisladores ser “valientes, sensibles, pero sobre todo legisladores humanos porque legislar sobre la vida y la muerte no es un acto político, es un acto de amor, de ética y de responsabilidad histórica”.
?“Hoy yo no vengo a pedir compasión. Vengo a exigir dignidad, como cualquier persona sana o enferma la debe de tener”, reiteró.
Actualmente, la Ley de Voluntad Anticipada está vigente en la Ciudad de México y 18 entidades de la república. Dicha ley permite rechazar tratamientos que prolonguen la vida de manera artificial, pero no autoriza la eutanasia activa.
La Ley Trasciende busca llenar ese vacío legal y ofrecer una opción “compasiva” para quienes tienen enfermedades terminales o incurables.
Martínez Montaño dijo que esta iniciativa tiene el respaldo de 130 mil firmas obtenidas mediante la plataforma digital Change.org, mismas que entregó a los senadores.
Además, aseguró que la Secretaría de Salud “ya está al tanto” de la iniciativa y en espera de la discusión en el Congreso de la Unión.
“El sistema de salud nos ha fallado, la medicina nos ha fallado, pero ustedes, senadores y senadoras, espero que no nos falten y sobre todo que no nos fallen”, afirmó.
Luego, entregó la iniciativa de reforma a la Ley General de Salud que modifica el artículo 166 y agrega el octavo tercero, que indica que se legalice y se despenalice la eutanasia.
Aurélien Gilabert, activista y especialista en bioética, aclaró que debatir sobre la eutanasia “no es hablar de morir, sino de vivir con dignidad hasta el final”. Añadió que la muerte digna es “una muerte posible sin sufrimiento, sin dolor, buscando lo mejor para la persona, pero sobre todo garantizando su autonomía, su derecho a decidir hasta el final de la vida”.
Agregó que especialistas y activistas que han luchado por visibilizar este derecho humano pendiente, definen cuatro conceptos que garantizan la muerte digna:
- Poder interrumpir tratamientos en cualquier momento
- La voluntad, poder anticiparse sobre el final de la vida al que queremos tener acceso
- Acceso universal a cuidados paliativos. Solo 5% de las personas que los necesitan, los tienen
- Ayuda médica para morir, que puede aplicarse de dos formas:
- Eutanasia, cuando un médico aplica la sustancia bajo la propia voluntad del paciente
- Suicidio asistido, cuando el médico entrega la sustancia al paciente quien se la administra por sí solo.
El activista recalcó la “desigualdad ante la muerte”, pues todos los días en México se practica la ayuda para morir, pero sólo tiene acceso personas con dinero o con los “contactos correctos”, pese a los riesgos de la ilegalidad.
Y pidió a los legisladores que se haga un ejercicio de parlamento abierto desde las comisiones de Salud, de Puntos Constitucionales y de Derechos Humanos, junto con la Secretaría de Salud y que se abra la conversación, como lo pidió la presidenta Claudia Sheinbaum en una de sus conferencias matutinas.
Samara Martínez Montaño fue acompañada en la presentación por las senadoras Claudia Anaya (PRI), Margarita Valdés (Morena), Celeste Asensio (Morena) y el senador Luis Donaldo Colos Colosio (MC).
Colosio Riojas dijo que esta iniciativa es un paso hacia un “proceso de humanización nacional… Hablar de la muerte es hablar de cómo queremos vivir hasta el último día, con autonomía, con compasión, con dignidad”.
Pidió a quienes “dudan, que estigmatizan, que consideran esto un tabú, ábranse al diálogo”, pero “siempre pensando en las personas concretas, en las historias reales, en las familias y en las anécdotas”. A la sociedad propuso un “diálogo sereno y empático y al Congreso, un debate con evidencia y con respeto”.
La senadora Celeste Ascencio Ortega dijo que la discusión necesitará un gran análisis y a fondo. “Debemos asegurar que la persona tenga la libertad de decidir sobre su cuerpo y sobre su vida, especialmente cuando se enfrenta a una enfermedad incurable y con un dolor insoportable”.
Margarita Valdés Martínez recordó que la lucha por la muerte digna no empezó ayer, sino que “tiene mucho entre las corrientes progresistas”, pero “intereses mezquinos” no la han permitido.
Y dijo que más allá de los expertos en el tema, los expertos son las personas que están enfermas. “Aquí están los expertos, aquí están los que saben. Yo no necesito más. No necesito más de que me lo avale el experto rimbombante de la Asociación Interamericana. No, no, no, no. Soy médica de formación y me ha tocado ver la vida y la muerte de las y los mexicanos, no necesito más”.

