La Facultad de Ingeniería de la UNAM se viste de arte y muerte con su muestra de catrinas

En un encuentro inusual que fusiona la precisión de la ingeniería con la expresión artística, la Facultad de Ingeniería de la UNAM inauguró su más reciente muestra fotográfica Catrinas en la Facultad de Ingeniería 4.0, destacando el talento de estudiantes, personal y fotoperiodistas consolidados. La exposición no solo celebra la tradición mexicana de Día de Muertos, sino que también pone en relieve el rol fundamental del Fotoclub Ingenieros, el laboratorio de fotografía análoga más longevo de la UNAM.

La iniciativa, impulsada por la Secretaría de Servicios Académicos, subraya la voluntad de la Facultad de Ingeniería de ir más allá de las aulas técnicas para impulsar la creatividad y la identidad universitaria.

Uno de los aciertos de este proyecto es unir a nuevos talentos en la fotografía, e incluso personas amateur que se han animado a tomar la cámara , con fotoperiodistas consolidados como Hugo Salazar,

Él es una figura consolidada en la prensa mexicana, pero Salazar no solo expone su trabajo, sino que se involucra activamente como mentor de las nuevas generaciones. Al ser consultado sobre su experiencia, se mostró entusiasmado por la simbiosis de talentos: «Es padre que las nuevas generaciones quieran participar en estos eventos porque sacan toda la creatividad que traen dentro, Como ingenieros y como fotógrafos… y uno como “viejo lobo de mar” ya les puede dar algunos consejos o inclusive ahorita ven una imagen y ya reconoce. Me gusta enseñar todo lo que sé».

Salazar, quien ha cubierto la adrenalina del fotoperiodismo, disfruta de la paz que brindan estos espacios de exposición, donde la satisfacción máxima es que la gente «disfrute tus imágenes». Recalcó la dificultad de su labor, desmitificando la idea de que la fotografía es «solo apretar el botón,» pues «cada foto tiene una historia que contar y una dificultad».

Respecto a su proceso, Salazar reveló que la fotografía profesional requiere velocidad y visión, siempre está pensando en construir historias en su cabeza, visualizando la toma perfecta antes de llegar al set. También se mostró crítico con el uso de la Inteligencia Artificial en la fotografía: «La fotografía no debe de terminar, sino aprender a hacerla mejor sin la inteligencia artificial… Lo más importante es tomar una foto natural, que seas casi casi al 100% generada a partir de la cámara».

Las modelos de la muestra son todas amateurs: estudiantes, profesoras y personal de la facultad que se ofrecieron voluntariamente, un reto que exige la rapidez y la sensibilidad del fotógrafo para capturar la esencia de quienes nunca han posado.

La muestra también destaca por el esfuerzo multidisciplinario y estratégico, según explicaron los organizadores: Rodrigo Takashi Sepúlveda Hirose, Secretario de Servicios Académicos de la Facultad de Ingeniería; y los coordinadores Héctor Pineda y Eduardo Martínez Cuautle, este proyecto incluye identidad, talento, vocación e integración.

Primero porque la exposición busca crear una «simbiosis» entre fotógrafo, modelo y el recinto. Como señaló Sepúlveda Hirose, cada fotografía se toma en un rincón de la facultad que el ojo común no percibe, creando identidad y una nueva visión de sus propios espacios.

Lo que comenzó con un grupo externo ha evolucionado. Hoy, la facultad participa activamente con modelos, trabajadores, funcionarios y estudiantes del Fotoclub. En este sentido Paty Ortiz fue destacada como la coordinadora de maquillaje, pieza crucial para transformar a las modelos amateurs en las Catrinas de alta calidad que se aprecian en la muestra.

Por otro lado, el proyecto, que celebra su cuarta edición, tiene la intención de convertirse en una actividad cultural anual y oficial de la facultad, dejando de depender de la voluntad de unos pocos para asegurar su permanencia.

Por último, explicaron que para evitar que la exposición se «encasille,» los organizadores han optado por hacerla dinámica. En esta edición interviene la banda de rock Monoriel (cuyos integrantes son de «sangre puma»), sumándose a un historial que ha incluido concursos de rock y a la Tuna Femenina.

Un punto clave de la exhibición es su relación con el Fotoclub Ingenieros, el laboratorio de fotografía análoga más antiguo de la UNAM, con 70 años de existencia.

Antonio Cruz, presidente del Fotoclub y estudiante, explicó que el club surgió por la necesidad técnica de enseñar fotogrametría para la ingeniería geológica. Aunque la técnica es hoy obsoleta, el club evolucionó a la expresión artística y hoy es uno de los pocos lugares en el mundo con un laboratorio de fotografía análoga completo para sus socios.

Cruz afirma que la ingeniería y la fotografía van de la mano: «La fotografía análoga es una ciencia muy exacta. La curiosidad que tenemos los ingenieros por querer entender el mundo, por entender cómo funciona la luz, van completamente de la mano con algo tan exacto y tan preciso como lo es la foto».

El Fotoclub, que ha tenido épocas de esplendor y otras no tan buenas, es hoy un espacio de docencia que ofrece clases desde fotografía básica hasta técnicas experimentales como la cianotipia, asegurando que la vena artística continúe viva en el corazón de la Facultad de Ingeniería.

Estará abierta al público desde este 30 de octubre, hasta el 10 de noviembre

  • Se encuentra dentro de la Facultad de Ingeniería en el puente del ala norte, en Ciudad Universitaria
  • La acceso es gratuito