Se desplomaron 23% en un año los pagos a productores de alimentos

Mientras el consumidor sigue pagando precios cada vez más altos por los alimentos que llegan del campo a su mesa, los productores reciben montos decrecientes de dinero por su trabajo. Mientras, los intermediarios, desde coyotes hasta centrales de abasto y grandes cadenas de supermercados, se quedan con la mayor parte de las ganancias.

Datos de mercado señalan que en octubre pasado los precios pagados a los productores cayeron 23 por ciento respecto al mismo mes del año anterior; en contraste, la inflación agroalimentaria del décimo mes de 2025 se ubicó en 3.57 por ciento.

Año con año, de acuerdo con lo reportado por campesinos, la venta de su producción está asegurada, pues desde antes de ser sembrada la cosecha ya tiene dueño: los coyotes que asedian a las comunidades, intermediarios entre los pequeños productores y grandes empresas, que se aprovechan de la necesidad para imponer precios por debajo del mercado.

Desde que son cosechados hasta que llegan a la mesa de los consumidores, la mayoría de los alimentos se encarecen más de 100 por ciento, pero hay casos en que el aumento es aún mayor, de acuerdo con lo reportado por Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).

Según un análisis de la firma mexicana especializada en el sector agroalimentario, el precio de la papa blanca tiene una brecha de mil 310 por ciento entre lo que se paga al productor y lo que termina cubriendo el consumidor.

El brócoli muestra un margen de 670 por ciento y el plátano de 662 por ciento, entre muchos otros casos en que los intermediarios aumentan sus ganancias a más del doble a lo largo de la cadena.

En contraste, los precios pagados a productores de diferentes alimentos básicos se han desplomado en un año. Por ejemplo, el de la papa blanca cayó 69 por ciento en octubre; el del limón sin semilla, 60; el del jitomate bola, 57; tomate, 44.8; pepino, 44.1; chile serrano, 41.4; aguacate, 38.1; fresa, 36.1, y el de la calabaza italiana, 34.2 por ciento.

“Estas brechas, aun en un contexto de caídas pronunciadas de los precios al productor, revelan que el ajuste no se traslada a los consumidores en tiempo ni en magnitud. La estructura actual de la cadena, altamente fragmentada y con procesos logísticos y comerciales poco transparentes, permite que intermediarios y cadenas de autoservicio capturen gran parte del valor”, explicó Juan Carlos Anaya, director general del GCMA.

En semanas recientes, agricultores de varias partes del país han levantado la voz e incluso han bloqueado vías de comunicación, en demanda de mejores precios de garantía, ante los bajos ingresos que reciben por sus productos. Además, reclaman sacar los granos del T-MEC, crear una banca de desarrollo para el sector y participar en la revisión de la Ley de Aguas.

Anaya hizo énfasis en que los márgenes observados no sólo hacen evidente un problema de eficiencia de mercado, sino fallas en los mecanismos de transmisión de precios y en la supervisión de prácticas comerciales en productos de alta sensibilidad social. Además, estos diferenciales causan un doble daño, pues por un lado reducen competitividad entre productores y por otro deterioran el poder de compra de los consumidores.