Tras más de 18 horas de discusión ininterrumpida en el Pleno de la Cámara de Diputados, la legisladora Claudia Rivera Vivanco, del Grupo Parlamentario de Morena, celebró la aprobación histórica de la Ley Nacional de Aguas.
Durante su intervención desde la tribuna, Rivera Vivanco fijó postura a favor de las reservas que integran las demandas de agricultores, productores y sectores directamente involucrados en la gestión hídrica del país.
La diputada destacó que la aprobación representa un avance largamente esperado y un acto de justicia social frente a décadas de exigencias ciudadanas para garantizar que el agua sea un derecho humano efectivo para todas y todos los mexicanos.
“Hoy se hace justicia ante una demanda histórica que durante décadas había sido ignorada. Hoy se hace valer la voz de productores, campesinos, colectivos y de la sociedad organizada que buscaban que el agua no fuera propiedad de unos cuantos potentados que saqueaban y secaban nuestro país”, afirmó.
Recordó que esta reforma es el resultado de un amplio proceso social y legislativo iniciado en 2008, con más de 200 foros presenciales y virtuales, audiencias públicas en 13 zonas hídricas y mesas de trabajo en San Lázaro que permitieron escuchar a todos los sectores afectados.
Rivera Vivanco subrayó que el núcleo agrario, así como los sistemas comunitarios y de pueblos originarios, quedan plenamente protegidos en esta nueva ley, garantizando la continuidad de sus derechos de uso del agua y blindando a pequeños productores frente a los intereses de grandes corporativos.
En su discurso, la diputada por Puebla cuestionó duramente a la oposición por difundir información falsa y por simular preocupación en un tema de alto interés nacional. Su voto en contra —subrayó— responde a la defensa de intereses privados y no del bienestar colectivo. “Quienes sostienen lo contrario, o no han leído el dictamen, o no quieren que el país avance hacia un modelo justo y ordenado del uso del agua”, señaló.
Asimismo, destacó que la Ley refuerza el control del Estado sobre los recursos hídricos, la planeación nacional y las herramientas para prevenir el acaparamiento, los abusos y la corrupción en su manejo.
“Esta reforma sella la puerta que algunos buscan volver a abrir, y asegura que el manejo del agua sea responsable, justo y para el beneficio de todas las familias mexicanas. El agua no tiene partido, pero sí tiene destino: el bienestar del pueblo de México”, concluyó.

