Festejan siete años de ir hacia atrás

Por Víctor Barrera


Este fin de semana pasado se celebró, por parte de Claudia Sheinbaum siete años de que la llamada 4T se instaló como régimen para llevar las riendas del país.

Esta celebración que fue propuesta de Claudia Sheinbaum y que ordeno a todos los gobernadores, gobernadoras, alcaldesas y alcaldes emanados de los partidos oficialistas coordinar la llegada de contingentes a la capital para demostrar el musculo que tiene Morena.

Pero celebrar siete donde el régimen político no ha logrado dar soluciones a los problemas del país, significa simplemente querer mirar a otro lado y no reconocer la realidad.

De acuerdo al Inegi la economía el país se contrajo en el tercer trimestre del año 0.3 por ciento y de forma anualizada 0.2 por ciento, Esto ha motivado que los especialistas señalen que el crecimiento que se espera para este año solo sea de 0.4 por ciento.

Este resultado por supuesto debe hacernos pensar con lógica y mirar la realidad donde estamos y no solo irnos con la narrativa que desde Palacio Nacional se quiere imponer todos los días. Es decir, si solo creceremos 0.4 por ciento, esto significará que no habrá una mayor recaudación fiscal, Esto por supuesto reducirá el margen de inversión pública para crear empleos.

Si a esto sumamos que, en el sector privado, la incertidumbre sigue vigente y su inversión desmaye porque solo se ciñe a las necedades de sobrevivencia de las empresas y no a su expansión y crecimiento.

Podrán señalar que el incremento al salario mínimo, que es de 16 por ciento, permitirá a los mexicanos mejor calidad de vida, queda totalmente rebasado cuando los incremento a los productos es por encima en términos porcentuales y echara a bajo el sueño de que el salario mínimo alcance para la compra de dos canastas básicas alimentarias.

Este incremento salarial que será soportado por los empleadores es acosta de una reducción de nómina, aumentado el nivel de desempleo en el país. Hasta el momento se conoce que el 30 por ciento de la población económicamente productiva se ubica en el mercado informal. Y aunque existe un nivel superior de empleos, estos no pagan los impuestos que llegan a las arcas del gobierno para ser aprovechados en la inversión pública.

Si a esto sumamos que el sector privado a restringido la aplicación a su capital fijo, esto es maquinaria para aumentar su producción, el resultado es una contracción en el crecimiento del sector secundario. Esto se ha convertido en recesión productiva y estancamiento económico.

La caída del la inversión fija bruta se redujo en 8.4 por ciento durante el mes de septiembre hilando 13 meses con tasas negativas derivado principalmente de la inseguridad y certeza jurídica que originan las modificaciones legales propuestas por el Ejecutivo y aprobadas por la mayoría legislativa como han sido las reformas al Poder Judicial, ala energética y a la Ley de amparo, esta última de vital importancia en un gobierno que se dice democrático y humanista.

Pero la situación es aún más grave, cuando este régimen de la 4T esta más empecinado a repartir la pobreza a través de sus programas sociales, que crear riqueza con obras de infraestructura que se destinen a muchas empresas y no solo a los hijos del ex residente o gente cercana a Morena.

México requiere de mayor generación de energía, pero este sector sigue restringido a la participación mayoritaria de capital privado. También es necesario crear carreteras para unir comunidades y no ferrocarriles que se trazan sobre caminos ya establecidos.

Respecto al capital humano, la inversión de este régimen ha sido mínima y ha preferido establecer “la nueva escuela” que significa regresar al sindicato esta tarea, que solo beneficia al voto corporativo y no al desarrollo educativo. Porque ahora esta “nueva escuela” es más ideológica que educativa y evita obtener los conocimientos que sirvan como herramienta para insertarse en el campo laboral con competitividad. Esto por supuesto incrementa el costo laboral, porque la capacitación esta a cargo del empleador y se suma al riesgo de inversión privada.

Y aun cuando se manifieste un crecimiento de las exportaciones mexicanas, el número de empresas que mantienen estos niveles son porque inyectan capitales para modernizar sus plantas productivas, pero a cambio de recortes de personal. Lo que nos lleva a un incremento de la informalidad.

Con todo esto, regresamos a preguntarnos si existe algo que celebrar con siete años de un régimen que nos ha llevado hacia atrás. Por eso no debemos sorprendernos si en el 2026 el crecimiento económico sea apenas de un punto porcentual y el resto del sexenio estarán en estos niveles.