La opacidad herramienta utilizada por la 4T

Por Víctor Barrera


Sin lugar a dudas la opacidad con la cual se maneja una administración federal es la madre de la corrupción. Un mal que se ha acentuado en estos últimos siete años al desaparecer, por órdenes del de Macuspana, los organismos autónomos que en la primera parte de este siglo se convirtieron en contrapesos para los gobiernos del PRI y el PAN.

Ahora que se han desaparecido la mayoría de estos organismos, faltan los institutos de información y transparencia en los Estados, los tres órdenes de gobierno tienen la puerta ancha para realizar una infinidad de proyectos que no podrán ser fiscalizados por la falta de información.

Esto nos lleva a preguntar ¿si el régimen de la 4T prometió un cambio a favor de un mejor manejo de los recursos públicos? Porque la necedad de desaparecer esos organismos como el INAI a nivel federal y el InfoCDMX en la capital del país y similares en los estados.

Esta falta de obligación de los gobiernos a rendir cuentas claras es un elemento que podría, en el corto plazo, convertirse en un malestar para las próximas administraciones. Porque podrían recibir municipios, estados y hasta un país altamente endeudado, pero nunca se conocerán en donde se aplicaron los recursos que dan estos resultados. Para sancionar a todos aquellos que se enriquecen ilícitamente.

Y es que la forma en la cual Morena maneja las cifras sobre el uso de recursos públicos acompañada de una narrativa de mejoramiento en la calidad de vida de los mexicanos, no son congruentes con el nivel alto de endeudamiento y la falta de cumplimiento de algunas de sus promesas que aun laceran a la economía de las familias mexicanas.

En Morena se cansan de señalar que 13.4 millones de persona en nuestro país salieron de la pobreza, pero no se indica en donde se encuentran ahora, podrían estar en la clase media o en la extrema pobreza.
Se sigue manifestando que el Fobaproa fue la peor medida tomada por el gobierno en turno, porque se protegió a los banqueros, cuando en realidad se protegió al sistema bancario del país y a los ahorradores que vieron en riesgo su dinero. Poque muchos deudores se negaron a pagar los créditos adquiridos y los montos elevados de sus deudas. Gerardo Fernández Noroña fue uno de esos acreedores de la banca beneficiado y no pago un solo centavo de su deuda a las instituciones bancarias e instituciones de crédito que tenía.

Si comparamos esta utilización de recursos, a la que ahora se realizan, el Fobaproa se queda corto en recursos, pero su resultado es más positivo que lo que en estos siete años se hizo con la construcción de obras como el AIFA, que no termina por consolidarse, la Refinería en Dos Bocas, Veracruz, que aún no se termina de construir, el Tren Maya que ha dejado pérdidas económicas, la Mega farmacia que es una bodega vacía, Segalmex El Gas Bienestar, que sale ahora más caro que el gas de compañías privadas. A esto se suma el costo de no construir el aeropuerto en Texcoco, que ha sido demasiado caro económicamente hablando.

Pero estos enormes errores, ahora se pretenden esconder bajo la opacidad y con ello tratar que la gente se olvide para que el régimen de la 4T siga teniendo el poder y seguir abusando de la opacidad como herramienta protectora de su corrupción.