Por Víctor Barrera


Concluye 2025 y el primer año de administración federal de Claudia Sheinbaum. Los resultados de este año son para el olvido, porque aun cuando se intente, desde Palacio Nacional seguir inyectando una narrativa de un país con resultados positivos, la realidad muestra un descontento de la población.
Y es que un crecimiento de tan solo 0.4 por ciento, en el sentido más optimista, para un país que debería crecer con niveles por encima del 6 por ciento. Porque México cuenta con una gran ventaja en su geolocalización y que es tener de vecino a una de las economías más importante del mundo y con el cual se comparte un comercio favorable para nuestro país.

Lamentablemente esto no ha ocurrido y el presupuesto de más de 9.7 billones de pesos asignado no fue suficiente y se tuvo que recurrir al endeudamiento para complementar los gastos que se han ido aumentado a través de la creación de más programas sociales.


Sin duda la incertidumbre para el 2026 será el principal factor de México, porque seguiremos dependiendo de las decisiones externas y no de lo que se vaya construyendo internamente para iniciar un repunte en el crecimiento económico del país.


Esta incertidumbre probablemente seguirá inhibiendo la entrada de inversiones a México lo que implica que el gobierno federal deberá aplicar políticas públicas encaminadas a fortalecer el mercado interno, no solo otorgando transferencias directas a ciertos grupos de la sociedad, sino a fortalecer los sectores productivos que este 2025 se vieron golpeados ante las guerras que se viven en el mundo y las decisiones comerciales del presidente Donald Trump.


Esos factores y la inacción del gobierno federal dejaron una economía estancada, aderezada con un clima institucional debilitado y con una desconfianza de parte de los inversionistas que frenan sus inversiones hasta no ver una claridad en el respeto al estado de derecho en México.

Es cierto que la inversión fija bruta se mantuvo activa, pero solamente la que ya existe dentro del país, es decir, los inversionistas que ya tiene algunas empresas en el México solo invirtieron lo necesario para mantenerlas a flote, pero si el 2026 sigue el rumbo tomado a partir de que la llamada 4T tomó las riendas del país, existe la enorme posibilidad de que muchas empresas dejen de invertir y salgan del país.


Esto podría llevar a un crecimiento menor de la economía, a un cierre de empresas y un nivel mayor de desempleo, que podría volcarse a la informalidad ocasionando enormes boquetes a las arcas nacionales.


Y aunque se estima una mayor recaudación de parte de la secretaria de Hacienda, esta podría no ser la que se espera, sino existe un sector secundario con el fortalecimiento adecuado, para generar no solo empleos sino también riquezas para pagar los impuestos adecuados.


Se habla de que el sector social podría seguir siendo el principal punto de sustento de nuestra economía, a través del incremento que se otorgó al salario mínimo. Sin embargo, en el corto plazo este será rebasado por el incremento de los productos.


Otro factor negativo es que ante la falta de un mayor número de fuentes de empleos, la informalidad ha empezado a absorber a una gran cantidad de personas en edad de laborar, pero, aunque podría ser benéfico, el resultado para el país es negativo. Porque no habrá recursos para aumentar la oferta de los servicios públicos y estos tenderán a desgastarse aún más.


Para 2026 se aprobó un presupuesto a utilizar por el gobierno federal de l0.2 billones de pesos, que será insuficiente ante el incremento de programas sociales que ocuparán una quinta parte de este presupuesto que sumados a los recursos para hacer frente del pago de deuda y de las pensiones y jubilaciones el monto real del presupuesto se reduce y si a esto se suman los costos para el sostenimiento de las obras, aun inconclusas, dejadas por López Obrador, el presupuesto real a utilizar en el 2026 se reduce aun poco menos del 50 por ciento, lo que es insuficiente si se piensa alcanzar un crecimiento económico de 2 por ciento para el próximo año.

Pero México aún mantiene niveles altos de inseguridad y corrupción, factores que también son negativos para atraer inversiones. Todo esto nos muestra un 2026 de alta incertidumbre y para evitar todo ello solo es necesario la voluntad política de trabajar para el beneficio de todos y no solo de un grupo reducido de personas.