Por Víctor Barrera
Se dio a conocer el código de conducta que deberán asumir cada uno de los militantes de Morena y partidos aliados para evitar que la percepción de la gente sea distinta a la forma en la cual viven esta nueva clase política de México.
Este código señala que se deberán de abstenerse de viajar en primera clase, realizar campañas anticipadas con recursos públicos, utilizar automóviles de lujo, hacer aplicación del nepotismo e influyentísimo, realizar bodas suntuosas y, en general, un nivel de vida por encima de la medianía del pueblo.
Pero esto será así imposible para muchos de esos militantes que disfrutan no solo de ser los nuevos millonarios, sino de hacer uso de los recursos públicos para pagar sus caprichos y diferenciarse de la mayoría de los mexicanos.
Será casi imposible que los gobernadores dejen de utilizar automóviles blindados, aunque Morena manifiesta que vivimos en un país en paz, que se utilicen guardias de seguridad privada, para muchos de los altos mandos de Morena, Senadores, diputados federales y hasta locales, porque esto será muestra de opulencia ante un pueblo pobre.
Gente como Adán Augusto López, Andrea Chávez, Gerardo Fernández Noroña, Pedro Haces, Ricardo Monreal y otros legisladores que presumen vuelos en helicópteros o en primera clase y ahora son dueños de casas que se evalúan por encima de los 7 o 9 millones de pesos, tendrán que evitar esto porque es opulencia.
Será imposible que esta nueva clase política deje de utilizar sus trajes o vestidos de diseñador o zapatos que cuestan más de cinco meses de trabajo de muchos mexicanos o alquilar helicópteros para llegar a sus lugares de trabajo.
Sin duda que este código conducta nació muerto y pronto lo demostrarán Luisa María Alcalde, dirigente de Morena y una de las familias que mantiene una gran cantidad de parientes en la nómina del gobierno federal y locales, o la familia Batres, los Monreal, los Haces, los Mier, los Salgado Los Durazo Montaño, los Delgado Carrillo, y otras muchas familias que han hecho de la política una oficina de colocaciones para sus familiares o amigos, Como sucedió en Morelos o sucede en la Secretaria de Economía, o en muchos gobierno estatales y municipales.
Porque una cosa es el discurso oficialista donde se pretende mostrar la humildad y la austeridad y otro es la realidad que viven los militantes de Morena.
Porque la percepción que tiene el “pueblo sabio” de la nueva clase política, es que son peor que los anteriores, que no tienen ética, que no se sujetaran a ese código, porque ya están acostumbrados a vivir como lo hacen ahora, aunque antes lo criticaban.
Son cientos de ejemplos que los Morenistas han subido a las redes sociales, donde presumen sus lujosos automóviles, o sus fastuosas fiestas, algunos otros bajo el cobijo de cubrir necesidades utilizan el erario público para hacer campañas anticipadas, originando no solo la percepción de que los gobiernos de Morena son incapaces de cubrir todas esas necesidades y a su vez el “hambre” de poder que tienen.
Sin dudas este código será letra muerta y una muestra más que Morena y aliados solo asumieron el poder para servirse de este y no para ayudar a la gente a obtener una movilidad social y mejorar su calidad de vida.
Sino han respetado durante casi siete años sus principios básicos de No, mentir, no robar, no traicionar, será difícil que este código de conducta lo tomen en serio