El papa agradeció a la treintena de premios Nobel de la paz que ha convocado estos días en Roma y el Vaticano su trabajo “de siembra silenciosa” contra la guerra, que calificó como “un engaño, al igual que la idea de una seguridad internacional basada en la disuasión del miedo”.
“En un planeta en llamas, ustedes se reunieron con la intención de reafirmar su ‘no’ a la guerra y su ‘sí’ a la paz, testimoniando la humanidad que nos une”, dijo Francisco al inicio de la audiencia que concedió a los participantes en el “Encuentro Mundial sobre la Fraternidad”.
La reunión, que cuenta también con personalidades del mundo de la ciencia, la política, el arte o el deporte, para reflexionar sobre la fraternidad humana y cómo “construir un mundo de paz” en el futuro, concluye hoy, tras dos días de debates y mesas redondas sobre temas como la paz, los sistemas alimentarios o la sostenibilidad.
El papa, que citó a Martin Luther King (“Hemos aprendido a volar como las aves, a nadar como los peces, pero no hemos todavía aprendido el simple arte de vivir juntos como hermanos”), insistió en que la palabra clave para la convivencia es “la compasión”.
“Esta tarde os encontraréis en doce puntos de la Ciudad del Vaticano y de Roma, para expresar la intención de generar un movimiento de fraternidad” y se “presentarán a la sociedad civil algunas propuestas, centradas en la dignidad de la persona humana, para construir buenas políticas”, dijo.
Y les animó “a seguir adelante en su trabajo de siembra silenciosa”, del que, dijo, “puede nacer un ‘Código del ser humano’, que incluya, junto con los derechos, también los comportamientos y las razones prácticas de lo que nos hace más humanos en la vida”, añadió.
“En particular, quiero dar las gracias al grupo de distinguidos Premios Nobel presentes, tanto por la Declaración sobre la fraternidad humana elaborada el 10 de junio del año pasado, como por el compromiso asumido este año en la reconstrucción de una “gramática de lo humano”, en la que basar opciones y comportamiento”, añadió.
También les pidió que promovieran “con su acción diplomática, el papel de los organismos multilaterales” porque “la guerra es un engaño, al igual que la idea de una seguridad internacional basada en la disuasión del miedo”.
“Para garantizar una paz duradera, es necesario volver a reconocerse en la humanidad común y poner en el centro de la vida de los pueblos la fraternidad. Sólo así podremos desarrollar un modelo de convivencia capaz de dar un futuro a la familia humana: la paz política necesita la paz de los corazones”, concluyó.
Esta reunión anticipa, además, la Primera Jornada Mundial de la Infancia, que se celebrará el sábado 25 y el domingo 26 de mayo en el Estadio Olímpico de Roma y en la plaza de San Pedro, donde se espera que participen decenas de miles de niños procedentes de más de 90 naciones.